Las dos iniciativas absurdas han sido fruto de la mente enferma de una figura indecente llamada Paulo Guedes, el exfuncionario del régimen sanguinario de Augusto Pinochet que la bestia presidencial eligió para “súper ministro” de Economía.

Como era perfectamente previsible, Guedes montó un equipo económico en que el más moderado es neoliberal radical. Los demás son fanáticos fundamentalistas.

No se conoce de Guedes ningún trabajo académico respetable, ninguna experiencia en la cosa pública.

Ha sido, eso sí, un muy exitoso especulador del mercado financiero.

Entre economistas respetados de las más distintas tendencias, esa aberración ambulante es clasificada como “primario”. Nulidad, pues.

Semejante figura contó (nadie sabe hasta qué punto todavía cuenta) con respaldo del empresariado y, claro, de la banca. Los dueños del dinero se encantan con esa clase de genocida de los trabajadores y eliminan la pobreza liquidando a los pobres.

Y, claro, sedujo al beocio electo por millones de idiotas para presidir un país que ya venía a la deriva, y que él y sus cómplices tratan de naufragar de una vez por todas.

Este lunes, los dos tuvieron su primer encontronazo con el Congreso y con la Corte Suprema de Justicia.

Ojalá sea el primero de muchos.