Investigadores de Corea del Sur identificaron cómo el sistema inmune, mediante las células T de memoria, puede ser una defensa robusta frente a los nuevos linajes del SARS-CoV-2.
Desde que el COVID surgió en el planeta y se inició la pandemia, es cada vez más común hablar sobre sistema inmunitario y su rol como defensa del organismo. Además, su comportamiento de aprendizaje ante los patógenos y cómo se mantiene alerta ante la posible presencia de otros gérmenes, genera asombro en gran parte de la población. Ahora, una investigación realizada por científicos de Corea del Sur brindó un nuevo aspecto sobre esta relación: cómo la inmunidad cruzada colabora ante las nuevas variantes. Por qué ocurre esto y qué significa, según un experto consultado por Infobae
“Estudios recientes han sugerido que las células T de memoria desempeñan un papel fundamental en la protección de las personas inmunizadas con las vacunas SARS-CoV-2 contra variantes”, comienza el artículo publicado en Science Immunology. En ese sentido, el documento se centra en el comportamiento que evidencia el sistema inmune tras enfrentarse a “una infección subvariante irruptiva (infección después de la vacunación) de Omicron” y cómo, posteriormente, aprende a combatir a las nuevas subvariantes.
En palabras de los expertos, en el estudio se “rastrearon las respuestas de las células T de memoria” en un grupo de personas vacunadas en Corea del Sur que transitaron una infección con esta subvariante (BA.2) y lograron determinar que “la vacuna BNT162b2 (NdeR: Pfizer) inducía células T CD4 + y CD8 + de memoria específicas del pico BA.4/BA.5, incluso si estos individuos tenían una infección previa por SARS-CoV-2″.
Estas palabras, que pueden parecer extremadamente difíciles de comprender, se podrían traducir en que la respuesta inmune humana se modifica en pos de enfrentarse a las nuevas variantes del SARS-CoV-2. Es decir que el sistema inmunológico, que advirtió una infección irruptiva ante Omicron, “adquiere inmunidad mejorada contra versiones futuras de Omicron”. En resumidas cuentas, las células específicas del sistema inmune “entrenadas” para aprender a atacar a los patógenos tras superar la infección (natural o “inducida” por las vacunas) reconocieron otras variantes.
Científicos identifican células T de memoria activas ante la infección, un descubrimiento crucial que destaca la capacidad del sistema inmunológico para adaptarse y recordar patógenos (Gentileza Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID))
Para entender en profundidad qué significa este hallazgo, primero es esencial conocer (a grandes rasgos) cómo se comporta el sistema inmune. Ya sea por el ingreso de un patógeno como por la aplicación de una vacuna, el organismo inicia una reacción en cadena (o dominó) perfectamente coreografiada. Una vez que un germen entra en el cuerpo, se inician dos comportamientos: se crean anticuerpos y linfocitos T.
Cada una de estas partes tiene una función particular: mientras los anticuerpos, los primeros en surgir en el organismo, se unen generalmente a los patógenos para marcarlos para su reconocimiento y eliminación, los linfocitos T son responsables de aniquilarlos y, además, recordar cómo eran y cómo destruirlos si vuelven a ingresar en el cuerpo.
Para explicarlo, si se quiere realizar una suerte de analogía bélica, los anticuerpos son los soldados de la primera línea, mientras que los linfocitos son los guerreros de élite.
El papel inmunológico de los anticuerpos neutralizantes y las células T de memoria Gentileza Instituto de Ciencias Básicas (IBS)
Este comportamiento tiene un punto extra. Es que el sistema inmunológico se vuelve más inteligente luego de cada encuentro con el SARS-CoV-2, según explicaron los científicos coreanos en la investigación. Y su aprendizaje no es solo al enfrentarse contra el virus, sino también al ser entrenado con las vacunas. Incluso, es tan amplio que no solo logra reconocer al “invasor” original, sino también a toda su “familia”.
En ese tono, el equipo de especialistas dirigido por el profesor Eui-Cheol Shin del Centro de Inmunología Viral del Instituto de Investigación de Virus de Corea, dentro del Instituto de Ciencias Básicas (IBS), resaltó en un comunicado de prensa que “después de infectarse o vacunarse, el cuerpo crea anticuerpos neutralizantes y células T de memoria contra el virus”, que luego logra reconocer a las variantes que surgieron posteriormente.
“La inmunidad cruzada se produce con casi todas las vacunas. Esto quiere decir que, si bien tenés esas partes que te hacen producir los anticuerpos, que se llaman antígenos y son muy específicos de cada cepa, hay otros componentes del virus que son otros antígenos menores que los mantienen todas las cepas”, explicó a Infobae Ricardo Teijeiro (MN 58065), infectólogo del Hospital Pirovano y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
Las células T de memoria formadas durante la infección irruptiva de Ómicron también reaccionan a estas variantes emergentes Gentileza Instituto de Ciencias Básicas (IBS)
En palabras del experto, “si vos ya generaste anticuerpos, podés tener inmunidad cruzada con distintas variantes. Haberte vacunado con cepas como las tradicionales o con Omicron también puede inducir inmunidad hacia nuevas cepas”. Asimismo, el especialista aclaró: “Con la vacunación se logra inmunidad no solo para las cepas con las que uno se vacuna sino que también para otras nuevas. Esto no quiere decir que no haya que vacunarse o hacer revacunaciones, porque los anticuerpos y el mecanismo de defensa bajan”.
Para conocer en profundidad este comportamiento, los científicos coreanos centraron su atención en las células T de memoria, más duraderas que los anticuerpos, que se formaron tras la infección por Omicron. Es por eso que seleccionaron como voluntarios a pacientes que sufrieron y se recuperaron de una infección irruptiva de BA.2 a principios de 2022 y buscaron conocer cuál era su capacidad de respuesta ante distintas variantes de Omicron, como son BA.2, BA.4/ BA/5 y posteriores.
Tras realizar un análisis, los científicos lograron identificar que las células T mostraron una fuerte respuesta tanto para BA.2 como para estas variantes posteriores. Es más, según indicaron en un comunicado, “el equipo de investigación también descubrió la parte específica de la proteína de pico que es la causa principal de la mejora observada en las células T de memoria. Estos resultados muestran que una vez que una persona sufre una infección irruptiva por la infección Omicron, es poco probable que alguna vez sufra síntomas graves de COVID-19 debido a las futuras variantes emergentes”.
Descubrimiento revela adaptabilidad única del sistema inmunológico, ofreciendo insights sobre cómo el cuerpo humano se ajusta para enfrentar la evolución continua del COVID-19 (Imagen Ilustrativa Infobae)
Min Kyung Jung, quien también dirigió la investigación, aseguró: “Este hallazgo nos brinda nuevas perspectivas en la nueva era endémica de COVID”, y agregó: “Se puede entender que, en respuesta a la aparición constante de nuevas variantes del virus, nuestros cuerpos también se han adaptado para combatir las futuras cepas del virus”.
Al tiempo que el director Shin añadió: “Este nuevo hallazgo también se puede aplicar al desarrollo de vacunas”. “Al buscar características comunes entre la cepa dominante actual y las nuevas cepas de virus emergentes, puede haber mayores posibilidades de inducir defensas de las células T de memoria contra las variantes posteriores”, analizó el además profesor del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea y autor principal del artículo.
De todas maneras, y frente a las palabras de Shin sobre “una era endémica para el COVID-19″, Teijeiro destacó la importancia de la vacunación y advirtió: “En estos momentos, donde se está viendo un incremento de casos, tienen riesgo aquellas personas que son grupos de riesgo. Más aún al pensar que en el mundo no va a circular solo COVID, sino también y simultáneamente distintos virus, como el de la gripe y el sincicial respiratorio, que ya tiene una vacuna aprobada para algunos grupos poblacionales”.