–Muchísimos más. Es muy complejo investigar las redes de pornografía infantil porque las imágenes dan la vuelta al mundo, pueden ser niños del otro lado del planeta. Hay procesos que hacen con la computadora: por ejemplo, ponen la cara de un niño con el cuerpo de otro o deforman los rostros. Niños de un país como Serbia, los encontrás en una computadora de acá. Y es muy difícil seguir la pista del delito si no conocés a la víctima.

10. ¿Qué daños producen en las víctimas?

–Las consecuencias son nefastas sobre las víctimas. Ese chico vive pensando que están esas imágenes de su intimidad expuestas en la web. Pueden sufrir trastornos de la personalidad de diversa gravedad, desviaciones sexuales, autoagresiones, fracaso en los proyectos vitales. Depresión, hasta psicosis. Lo grave es que es un tema mucho más extendido de lo que se cree y la tenencia de pornografía tiene una pena recién desde 2017, y el condenado puede no pasar ni un día en la cárcel.

11. ¿Es un gran negocio? 

–Un negocio tremendo. Algunos grupos te pueden hacer pagar todos los meses para acceder a imágenes porque no todos están en condiciones de producir su propia pornografía infantil. Es una industria que involucra a muchas personas que trabajan en eso y señores que pagan.