Tras treinta años se da fin a la era Heisei en Japón. El emperador Akihito y la emperatriz Michiko se despiden. Se trata de la primera abdicación en la historia del país del Sol Naciente, en la monarquía más antigua del mundo.
Las noticias de alerta se dieron tres años atrás cuando Akihito (de 85 años, quien ascendió al trono a los 55 años tras la muerte de su padre) manifestó su preocupación por no poder cumplir su rol dada su avanzada edad y estado de salud. Por entonces la idea de abdicación era algo que ni siquiera estaba mencionado en la Constitución.
Ser emperador era un rol de por vida. Sin embargo, con el 90% de la población a favor, los cambios fueron realizados y promulgada la ley, los emperadores –que acaban de celebrar sus 60 años de casados- podrán dar paso al costado. Se mantendrán lejos de la vida pública con el aval de un pueblo del que se han ganado el respeto.
EL PRÍNCIPE (Y LA PRINCESA). Su primogénito, el príncipe heredero Naruhito es sinónimo de una nueva era. Nació el 23 de febrero de 1960 y fue el primero en ser criado por sus padres – los herederos solían educarse vía tutores-.
Asistió a la universidad Gakushūin (estudió Historia con especialización en Historia Medieval de Japón) y en los ’80 fue enviado a estudiar al exterior, asistió a la prestigiosa Universidad de Oxford en Reino Unido. Allí tuvo la posibilidad de estar en contacto con alumnos de otros países y todo tipo de culturas. De vuelta a casa, con 31 años que fue declarado oficialmente príncipe heredero.
En 1993, su alteza imperial Naruhito se comprometió con Masako Owada, una diplomática de carrera. Se casaron ése mismo año. Fueron tiempos donde, alejada de su costumbres y actividades, la princesa Masako (contemporánea de Lady Di) se vio abatida por las presiones de la vida pública y las estrictas normas imperiales.
Fue conocida como “la princesa triste” aunque en realidad lo que sufría era una severa depresión. Darle al Japón un heredero se convirtió en un gran peso. Ocho años después Naruhito y Masako tuvieron a su única hija, la princesa Aiko -hoy de 17 años-. Basados en la Ley Sálica (a diferencia de países como Bélgica, Noruega, Suecia o España) en Japón solo los hombres pueden subir al trono.
Sin jóvenes herederos a la vista, el país del Sol Naciente pensó en cambiar las reglas, pero no. Será Akishino (53) el hermano menor de Naruhito quien lo secunde.
El trono tuvo su respiro años después un nuevo nacimiento: muchos apuntan a que será el hijo de Akishino, Hisahito (12), el real próximo sucesor.
NUEVA ERA. Cuando mañana 1 de mayo el príncipe heredero Naruhito (59, conocido como Hiro-no-miya) ascienda al trono, en Japón comenzará una nueva era. Algo que no afectará en el día a día del común de los mortales ya que, en tiempos de posguerra, el Emperador hoy solo es un símbolo de Estado, sin poder ni influencia sobre el Gobierno.
“Me gustaría cumplir con mis deberes manteniéndome al lado de la gente y compartiendo sus alegrías y tristezas de la misma manera que el Emperador y la Emperatriz lo han hecho”, declaró Naruhito, deseoso de mantener la buena imagen que supieron mantener por treinta años sus padres.
La nueva era será conocida como “Reiwa”, un término que está relacionado con la “armonía”, una forma de describir lo que se espera. Como parte de la celebración Japón anunció además que se imprimirán nuevos billetes alusivos: los mismos verán la luz en 2024 (un acto mayúsculo considerando que el último cambio fue en 2004).
El cambio ya comenzó. La ceremonia de abdicación se llevó a cabo esta mañana, a las 5 hora argentina (17, hora japonesa) en el Palacio Imperial en Tokio.
En representación del pueblo nipón, el Primer Ministro Abe fue el encargado de agradecer el trabajo realizado al Emperador saliente. Mañana a las 10:30 hora japonesa llegará el momento del Kenjito Shokei no Gi, la ceremonia donde Naruhito recibirá la vestimenta y los tres objetos sagrados ( un espejo, unan espada y una joya, sinónimo de valor, sabiduría y benevolencia), así la sucesión se hará legítima.
Historia pura pero sin embargo (manteniendo las tradiciones), ni la princesa Masako ni ninguna otra mujer de la familia imperial podrán estarán presentes.
En ésta, la monarquía más antigua del mundo, solo varones adultos tienen permitido ser parte de los ritos de sucesión. Los libros dirán que la diputada Satsuki Katayama (como miembro del gabinete de Abe) será la única mujer presente. La primera en ser testigo de una entronización.
Con la proclamación de Naruhito –el 126º emperador del Trono del Crisantemo- se dará inicio a Reiwa, esta nueva era imperial. Luego, la será el tiempo de presentar a Masako en su primera aparición pública como emperatriz consorte. Acompañará a su marido en su presentación ante representantes del poder legislativo, ejecutivo y judicial.
Distintas ceremonias se llevarán a cabo esta semana, en especial el 4 de mayo cuando los nuevos emperadores se dirijan al pueblo japonés desde el balcón del Palacio Imperial.
Luego iniciarán un paseo en auto por las calles de Tokio para recibir así su bendición y felicitaciones. La ceremonia internacional (esa a donde están invitados representantes extranjeros) será el 22 de octubre ante 2.500 invitados incluidos los más importantes jefes de Estado. Una nueva era comienza.