Según se deriva del análisis del especialista peruano, la secuencia arrancó con Nisman parado frente al espejo, se dispara, sangra por la boca y esas gotas caen sobre la bacha; también hay retro-salpicaduras que salen desde el propio orificio en el cráneo y en la caída por supuesto van cayendo más gotas de sangre. Nada se interpone en las trayectorias como hubiera ocurrido de haber dos y hasta tres personas en el baño.

Finalmente, también Santos Lovatón es concluyente en el análisis de las micro-salpicaduras en las manos. Tanto en la derecha como en la izquierda están las gotas microscópicas que salen de una especie de flit hacia atrás que produce el ingreso del proyectil en el cráneo, lo cual indica que sostuvo el arma con una mano, apoyada por la otra. También se percibe un vacío de gotas en la mano derecha, lo que indica que tenía la izquierda por encima de esa zona.

Las conclusiones son obvias: ninguna otra persona en el baño, sumado a rastros de disparo en sus propias manos. Es lo que surge del diagnóstico de quien la propia Gendarmería citó como experto internacional de referencia y que la defensa pide ahora que intervenga.