El chofer de Baratta fue tajante: “A Jorge Bacigalupo se la di (la caja) cerrada como estaba. Se la di por temor a que me entraran a robar a mi casa o temor a que Hilda supiese y me denunciara. Después confirmé que los leyó, porque me mandaba mensajes a mí y a Baratta amenazando que nos iba denunciar si no le daba dinero. Los cuadernos los tuvo Bacigalupo hasta aproximadamente los meses de febrero y marzo de este año”.
La traición
Centeno le relató a Bonadio y Stornelli cómo se sintió traicionado por sus cuadernos. “Le pedí a Bacigalupo que me los devuelva porque en una oportunidad voy y me dice que se los había dejado a un amigo por si le pasaba algo. Él pensaba que por la amistad que teníamos, por ahí nos relacionaban y quedaba comprometido, por lo que se los dio un amigo. Ante ello yo le dije: ‘vamos a la casa de tu amigo ya’, pero me dice que están en la Provincia de Córdoba. Le digo ‘no me importa, vamos ya a la Provincia de Córdoba’ y me dice ‘se fue a Miami’. Y le digo ‘no importa, alguien tiene que haber’. Ahí, Bacigalupo me dice ‘espera que consulto’ y llamó por teléfono no sé a quién”. Era Diego Cabot, según lo relató el propio periodista en los días posteriores a que estallara el escándalo.
Al otro día, Centeno se apareció en la casa de Bacigalupo y recuperó sus cuadernos. “Cuando sube, me da la caja y estaba abierta. Ante ello, yo se lo recrimino y le digo si hizo negocio o fotocopias y él me contestó: ‘cuando vos entregas una caja a alguien en resguardo, te la abren para saber si (hay) cosas raras o dinero’. Y yo le vuelvo a decir ‘por qué la abrieron’ y él me volvió a repetir lo mismo: que tenía que saber qué había dentro, por seguridad”.
El misterio del cuaderno 9
“Ahí me enojé y me fui gritándole que había hecho negocio con los cuadernos. Luego lo llamo por teléfono a las dos cuadras y le dije, para ver qué me decía, que faltaba un cuaderno. ‘Hiciste negocio’, se lo repetí varias veces hasta que me dice: ‘andate o te cago a tiros’. Y ese fue el último contacto que tuve con él. Traté de hablarle por teléfono y mensajes pero no me contestaba”.
Incluso, probó de otra manera. “Yo le mandé un mensaje en el que le decía ‘no nos podemos pelear por estos atorrantes luego de tantos años de amistad’ pero no me respondió”. Centeno y Bacigalupo volverán a juntarse cuando el caso llegue a juicio oral. Centeno estará sentado en el banquillo de los acusados, aunque en una posición más privilegiada que otros por su rol de imputado-colaborador.