Hasta que se tiene el diagnóstico exacto, la desinformación es algo muy habitual en el camino de los padres que tienen un hijo con una discapacidad. El caso de Roberta no fue la excepción. “Teníamos mucha desinformación de los médicos que decían que no podíamos tener un diagnóstico certero de hipoacusia porque aún era un bebé y las vías auditivas podían estar inmaduras. Sin embargo, yo no me quedé tranquila. Empecé a buscar en internet (algo que todos los profesionales nos desaconsejaban) y allí encontré que, aún siendo tan chiquito, se podía diagnosticar y que el tiempo corría en nuestra contra porque todo lo que tenga que ver con la audición, agarrado a tiempo, tiene muy buena evolución. En los primeros años de vida, cada mes que pasa juega en contra de la rehabilitación“, contó Jawerbaum.