Mauricio Macri y Alberto Fernández ya empezaron a trabajar en el debate presidencial que protagonizarán este domingo en la Facultad de Abogacía de la Universidad de Buenos Aires. (UBA). Será un lance frontal, donde cada candidato asume que no podrá salir invicto en los cruces mediático: Seguridad, corrupción, empleo y planes sociales, son asuntos públicos que causaron mucho costo político a Macri y Cristina Fernández de Kirchner, candidata a vicepresidente del Frente de Todos.
Fernández inicia con una leve ventaja sobre Macri: trajina los pasillos de la facultad desde los tiempos de la dictadura militar, cuando estudiaba para abogado y trataba de acordar con estudiantes de otros partidos -radicales, comunistas y socialistas- la creación del centre de estudiantes. El candidato peronista usaba el bar de la facultad como su propia unidad básica y después se quedó como profesor de Derecho Penal.
En este contexto, Fernández articula bien y no tiene que practicar frente a un atril para apuntar a su adversario con el dedo índice. Es profesor desde hace años, sabe argumentar y poner un punto a las frases cuando el tiempo de exposición asfixia y hacer perder la concentración.
Fernandez se siente fuerte haciendo referencia a los índices de empleo del gobierno de Macri, una promesa que el líder de Cambiemos no pudo cumplir. Y si logra administrar los tiempos asignados para el debate, Fernández avanzará sobre las cifras de pobreza, indigencia e inflación, tres variables macroeconómicas que asfixian a millones de argentinos que han perdido nivel de vida y expectativas en el futuro.