Una investigación descubrió un patrón común entre bebés lactantes con deficiencias neurológicas graves: se alimentaban exclusivamente de la leche materna y eran hijos de madres veganas. Resaltan la importancia de suplementar la vitamina B12 en esos casos.
Pediatras del Garrahan notaron que en el hospital se triplicaron los casos de bebés lactantes con deficiencias neurológicas graves -como apneas, convulsiones, desconexión del entorno social y retraso madurativo- relacionadas con la falta de vitamina B12. Luego de una investigación, descubrieron un patrón común: los bebés afectados se alimentaban exclusivamente de la leche materna y eran hijos de madres veganas. La conclusión fue que el deterioro neurológico era consecuencia de la falta de esta vitamina provocada por los hábitos alimentarios extremos de las madres. “El incremento de los casos puede estar relacionado con la popularidad de las dietas veganas”, advierte el estudio.
Los médicos comenzaron a indagar en la relación entre veganismo -o dietas vegetarianas extremas- y determinadas deficiencias neurológicas en bebés lactantes luego de identificar casos similares que no respondían a ninguna enfermedad de base. Notaron, además, que los casos se triplicaron en los últimos dos años. La característica común en todos los pacientes era la deficiencia extrema de vitamina B12, dato que llevó a los pediatras a consultar cuáles eran los hábitos alimentarios de las madres, ya que se trataba de bebés que se alimentaban exclusivamente a partir de la leche materna.
“Venimos viendo un aumento de casos en los niños con compromiso neurológico en donde los pediatras se enfocaban en descartar enfermedades neurológicas de base. Son bebés con un desarrollo normal aparente hasta los seis o siete meses de edad cuando comienzan a perder algunas pautas madurativas”, explica el pediatra Juan Aguirre, médico del Garrahan y autor del informe.
Según explicó el médico, la consulta de los padres llega cuando detectan que los bebés muestran un retroceso con respecto a las pautas de desarrollo neurológico esperable como sentarse, sostener la cabeza, sonreír o conectarse con el entorno. Algo que suele detectarse a los siete u ocho meses de edad.
“A partir de detectar casos similares comenzamos a estudiar los casos en retrospectiva y empezamos a indagar sobre los hábitos alimentarios de las madres. Encontramos en común que tenían hábitos vegetarianos y veganos y que no habían sido pesquisados ni por el obstetra en la etapa de la gestación ni por el pediatra en la etapa de lactancia”, aclara el médico. Fue a partir de ahí cuando los médicos comenzaron a estudiar el dosaje de la vitamina B12 en sangre.
Antes de seguir su explicación, Aguirre hace una advertencia. El estudio, aclara, no objeta la elección alimentaria de las madres; sólo advierte cuáles son las consecuencias en los bebés que no reciben las cantidades suficientes de dicha vitamina desde la gestación. “El objetivo no es oponerse a la decisión alimentaria de las madres sino advertir que si una embarazada decide mantener este hábito tiene que estar bien suplementada para que el bebé no corra riesgos”, agrega.
Qué es la vitamina B12
La vitamina B12 es una de las vitaminas esenciales para el funcionamiento del organismo. Es de origen animal y se encuentra en la carne, los lácteos, el huevo y algunas legumbres, aunque con bajo nivel de absorción. “La vitamina B12 es exógena al ser humano. Sin lácteos, ni huevos ni carne no hay forma de poder incorporarla. Es parte de las vitaminas esenciales y el organismo no tiene la capacidad para generarla”, aclara el médico.
Según sostiene el informe realizado en el Garrahan, la deficiencia de esta vitamina afecta principalmente a los órganos con elevado recambio celular, como la médula ósea y el sistema nervioso. “La leche humana es una fuente adecuada cuando los niveles maternos son normales. Los hijos de madres deficientes en B12 pueden nacer con deficiencia o manifestarla después, si reciben lactancia exclusiva”, agrega el estudio.
Aguirre explica también que la vitamina B12 tiene un rol clave en el desarrollo del sistema nervioso de los bebés. A diferencia de la adultez, cuando la falta de esta vitamina puede generar anemia, decaimiento, cansancio o palidez, en la primera infancia las consecuencias afectan el desarrollo neurológico.
“En la fase intrauterina o lactante la vitamina B12 actúa directamente sobre la estimulación nerviosa. El nervio va como saltando para realizar una acción y la B12 lubrica esos nervios para que se produzcan los movimientos. Cuando hay deficiencia los bebés dejan hacer algunos movimientos, se convierten en pacientes apáticos y no sostienen la cabeza”, agrega el pediatra, que señala que en los casos más extremos existe el riesgo de convulsiones o movimientos involuntarios.
Tipos de dietas vegetarianas
Existen múltiples variantes de dietas vegetarianas y según el estudio del Garrahan no todas tienen el mismo riesgo. Están quienes no comen ningún tipo de carne pero sí lácteos y huevos (ovolactovegetarioanos) o los que solo comen vegetales y lácteos (lactovegetianos). La dieta vegana, o estrictamente vegetariana, en cambio, excluye cualquier alimento de origen animal.
Según la Sociedad Argentina de Nutrición, entre el 1 y el 2 por ciento de la población es vegana. Entre los vegetarianos se estima que la deficiencia de B12 afecta al 62 por ciento de las embarazadas.
“Las dietas vegetarianas planificadas y controladas son adecuadas para todas las etapas de la vida, que incluyen el embarazo, la lactancia, la infancia y la adolescencia”, aclaran los pediatras aunque marcan una diferencia entre los vegetarianos que consumen lácteos y huevos y los que no. “Los vegetarianos pueden incorporar B12 en lácteos y cereales enriquecidos. Según el consumo de alimentos, el médico nutricionista evaluará la necesidad de suplementos (hierro, fólico, B12)”, agregan.
El informe sostiene que los vegetarianos tienen “fuentes limitadas” de B12. Las legumbres, por ejemplo, tienen escasas cantidad con baja absorción. Señala también que aunque los veganos tienen mayor riesgo, quienes consumen carne o pescado menos de una vez por semana también podrían tener riesgo de deficiencia de vitamina B12.
Carencias, nutrientes y suplementos
Para Vanina Repún, nutricionista y directora de las diplomaturas de Alimentación vegetariana y vegana y Planes veganos aplicados a patologías de la Universidad de Belgrano, las dietas vegetarianas y veganas están validadas científicamente por lo que son aptas para cualquier momento de la vida. Sin embargo, aclara, existen riesgos de carencias en los nutrientes más difíciles de sustituir, como el caso de la vitamina B12 y la vitamina D.
“La dieta vegana no tiene fuente de vitamina B12 ni de vitamina D por eso siempre hay que suplementarlos. El resto sí pude ser sustituido con alimentos pero es muy importante asesorarse con un profesional y aprender cómo hacerlo. Si una persona decide ser vegetariana o vegana y sigue comiendo igual que siempre sólo quitándo las carnes y los lácteos va a tener carencia de un montón de nutrientes”, remarca la nutricionista que además es vegetariana.
Repún tiene tres hijos y atravesó dos de sus embarazos con una dieta estrictamente vegetariana. Alimentó a sus hijos más chicos, cuenta, son su misma alimentación vegetariana desde que empezaron a comer hasta que tuvieron 4 años, cuando uno de ellos empezó a comer algo de carne como el padre. “Los chicos puede ser vegetarianos y crecer completamente sanos”, afirma mientras remarca siempre la importancia de la supervisión médica.
En cuanto al informe publicado por los pediatras del Garrahan, la nutricionista remarca la importancia de suplementar a las embarazadas con vitamina B12 y otros multivitamínicos si fuera necesario. “Si la madre tenía un déficit de B12 el bebé debe ser suplementado desde el nacimiento y si no a partir del cuarto o sexto mes”, explica y agrega que el aumento de casos que se observó en dicho centro de salud se debe al aumento de la población vegana en los últimos años.
Los 3 problemas del veganismo
Para Repún actualmente hay tres problemas graves en relación al veganismo. El primero tiene que ver con los profesionales de la salud. “Ideológicamente es una población muy rechazada por los profesionales. Tal vez hay obstetras o pediatras que rechazan directamente ese hábito y ahí tenemos una oportunidad perdida. Porque la mujer que es vegana no va a cambiar su alimentación, simplemente no vuelve más a la consulta”, explica la nutricionista, que recomienda a los médicos que no estén tan informados derivar a los pacientes con profesionales que sí lo están. “Hay que lograr achicar esa brecha entre médicos y población vegana que hoy existe”, agrega.
El segundo punto tiene que ver con la cantidad de información errónea que puede encontrarse en internet o en las redes sociales. Algunos foros o cuentas de Instagram explican cómo reemplazar la vitamina B12 con semillas de chía u otros alimentos. Sobre esto, Repún vuelve a aclarar que estas vitaminas no tienen reemplazo y deben ser suplementadas siempre.
El último tiene que ver con la población vegana en sí. Muchos están en contra de tomar suplementos, y eso representa un problema con los nutrientes que no tienen sustitutos.
La importancia del asesoramiento profesional
“Frente a la dieta occidental que es muy mala, la dieta vegana puede tener ciertas carencias pero con buen asesoramiento profesional y bien llevada vas a tener un adulto sano. Pero es muy importante acercarnos entre los profesionales y trabajar en equipo. En los bebés el riesgo neurológico es grave y puede llegar a ser irreversible por eso es muy importante que la población vegana y vegetariana se asesore con profesionales y suplemente la dieta”, finaliza la nutricionista.
En relación a las conclusiones del estudio realizado en el Garrahan, Aguirre explica que una vez identificada la falta de vitamina B12 en los bebés, el tratamiento logra una recuperación neurológica bastante completa y son muy pocas las secuelas. En el 90 por ciento de los casos detectados en el hospital, las madres no tuvieron problema en incorporar un suplemento de esta vitamina o modificar la dieta.
Para el pediatra, el objetivo del estudio es que los hábitos alimentarios de las madres sean tenidos en cuenta a la hora de la planificación familiar. Dice que así como los profesionales de la salud indican ácido fólico desde antes del embarazo, los obstetras o pediatras deberían analizar si corresponde o no la toma de algún suplemento según cuál fuera la dieta elegida por la mujer gestante.
Ya los casos confirmados en Ciudad de Buenos Aires son menos del 1% entre los trabajadores de la salud. En Mendoza y Rosario, también corroboran esta tendencia en baja de casos
El personal de la salud puso el cuerpo para atender a los pacientes con COVID-19, y muchos perdieron sus vidas. Por la exposición repetida o por no contar con la protección adecuada, más de 360 médicos y enfermeros, entre otros integrantes del sistema de salud, habían fallecido para principios de diciembre. A partir del inicio de la campaña de vacunación, pasaron a ser un grupo prioritario y ya se empiezan a registrar el descenso de casos confirmados dentro del personal de la salud con la eventual disminución de los fallecimientos.
En la Ciudad de Buenos Aires, los casos confirmados de COVID-19 en el personal de la salud representaban entre el 3 y el 4% en diciembre pasado, en base al registro epidemiológico que lleva el Ministerio de Salud porteño. En cambio, durante las últimas semanas los casos confirmados son menos del 1%.
Cómo evolucionaron los casos de la población general en la ciudad de Buenos Aires en comparación con los casos del personal de la salud que fue vacunado.
También en la provincia de Mendoza, el Ministerio de Salud corroboró la tendencia en baja de menos afectados en el personal de la salud. Según contó a Infobae la infectóloga y jefa del departamento de inmunizaciones de la cartera de salud mendocina, la doctora Iris Aguilar, “hay una disminución marcada de casos de COVID-19 en el subgrupo del personal de la salud. Durante el mes de febrero sólo hubo dos casos de COVID-19 en enfermeros”.
En la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, comienzan a registrarse cambios. “Empezamos con la vacunación el 29 de diciembre y ya el primer día se inmunizó a 75 personas. Ya con la primera dosis ya hubo reducción de casos del personal de la salud a mitad de enero. En febrero ya estaba vacunado casi todo el personal de la salud, y no hemos tenido casos de médicos o enfermeros con COVID-19”, contó a Infobae Carolina Subirá, infectóloga y coordinadora del área de Calidad y Seguridad del Paciente del Sanatorio Parque en Rosario.
Los trabajadores de la salud fueron considerados población estratégica por el Ministerio de Salud de la Nación a la hora de armar el plan de vacunación para desacelerar la pandemia y reducir el número de muertes. Son un grupo clave para sostener adecuadamente el funcionamiento y la respuesta del sistema sanitario. También se consideró el nivel de exposición al que se enfrentaban. En noviembre de 2020, el personal de la salud representaba el 4,4% sobre el total de casos confirmados de COVID-19 en todo el país.
En diciembre, se había estimado en base al Registro Federal de Personal Sanitario que se iban a vacunar inicialmente 763.000 trabajadores de la salud en Argentina REUTERS/Agustin Marcarian
De acuerdo al monitor público de vacunación, hoy miércoles 3 de marzo ya se habían realizado 890.221 aplicaciones en el personal de la salud. Pero no se especifica cuántos corresponden a la primera y a la segunda dosis. En el plan original, se había estimado en base al Registro Federal de Personal Sanitario que se iban a vacunar inicialmente 763.000 trabajadores de la salud.
En la provincia de Buenos Aires, el titular de la cartera de Salud, Daniel Gollan, había informado el martes que el 95% del personal de la salud se ha inscripto para recibir la vacuna. Ya le aplicaron la vacuna a 200.000 de los 231.264 registrados. El funcionario dijo que durante los próximos meses “el personal de salud estará protegido para atender la demanda de urgencia”. La vacunación hará “que no se nos caigan las guardias cada vez que haya un caso en el personal”, agregó. Adelantó que este año el protocolo para el personal de salud será diferente. Están haciendo un estudio en el personal de salud sobre el impacto de la vacunación. “El 8% se podría enfermar aunque haya recibido la vacuna, pero sería de una forma leve. Por eso, será necesario seguir con los cuidados”, expresó Gollan.
En cambio, desde la perspectiva de la doctora Silvia González Ayala, profesora de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata y miembro del Comité Institucional de Revisión de Protocolos de Investigación del Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, hay que mantener cautela sobre la evolución de la pandemia y el impacto de la vacunación. Le dijo a Infobae: “El 29 de diciembre se empezó a vacunar con la primera dosis en el personal de la salud de la Argentina. Es esperable que los casos confirmados de COVID-19 y los fallecimientos bajen por el impacto de la vacunación en ese grupo priorizado”.
Ya hay transmisión comunitaria en la Argentina de las variantes del coronavirus que fueron detectadas en el Reino Unido y en Río de Janeiro, Brasil, según relevó el Consorcio País
De acuerdo con González Ayala, “la vacunación en los grupos priorizados viene lento. Ya se distribuyeron 2.231.310 dosis, pero aún solo se aplicaron 1.181.292 dosis. Considero que hay que hacer un shock de vacunación para evitar la circulación local de las variantes de preocupación”. En el caso de la vacuna Sputnik, su eficacia es del 85% con la primera dosis. Con la segunda dosis, la eficacia llega al 91,6%.
La preocupación de la doctora González Ayala está en el potencial avance de nuevas variantes que podrían limitar la eficacia de las vacunas. “Hay que tener en cuenta que las vacunas podrían no cubrir todas las variantes que aparezcan. Por ejemplo, la vacuna de AstraZeneca solo protege en el 22% en los casos de infección por la variante de Sudáfrica. Con respecto a la variante de Manaos, aún no se sabe. Esto significa que se necesita que la vacunación avance más rápido para desacelerar la propagación de las variantes, y evitar que se reduzca la eficacia de las vacunas”.
Ya hay transmisión comunitaria en la Argentina de las variantes del coronavirus que fueron detectadas en el Reino Unido y en Río de Janeiro, Brasil, según relevó el Consorcio País, que depende del Ministerio de Ciencia de la Nación. Se trata de casos confirmados de COVID-19 que no tenían antecedentes de viajes.
El periodista californiano y ganador del premio Pulitzer Michael Moss conversó en exclusiva con Infobae y adelantó los puntos más polémicos que aborda en su próximo libro, Hooked, que será lanzado esta semana. Por qué el fast food puede generar incluso más dependencia que el alcohol, el cigarrillo y las drogas
Ganador del premio Pulitzer en 2010 y finalista del mismo galardón en 1999 y 2006, Michael Moss, periodista de investigación de The New York Times, espera con ansias el lanzamiento de su último libro, “Hooked: Food, Free Will, and How the Food Giants Exploit Our Addictions” (Enganchado: comida, libre albedrío y cómo los gigantes de la comida aprovechan nuestras adicciones), que arribará a las librerías estadounidenses mañana, 2 de marzo.
¿Qué pasa si algunas de las decisiones que tomamos sobre qué comer están fuera de nuestro control? ¿Es posible que la comida sea adictiva, como las drogas o el alcohol? ¿En qué medida la industria alimentaria conoce o se preocupa por estas vulnerabilidades? Esos son algunos de los interrogantes a los que Moss, nacido en California hace 65 años, busca dar respuesta, tras clasificar y evaluar el verdadero peligro de algunos ingredientes y alimentos. “La primera parte del libro examina una gran cantidad de evidencia sorprendente de que la comida, de alguna manera, puede ser incluso más adictiva que el alcohol, los cigarrillos y las drogas”, detalla el autor desde el prólogo.
Es que, de acuerdo a la investigación de Moss, nuestros cuerpos están programados para los dulces. Es por ello que los gigantes de la industria alimenticia llevan desarrollados 56 tipos de azúcar para agregar a sus productos, generando en las personas la expectativa de que todo debería ser empalagoso. En otras palabras, los seres humanos evolucionamos para preferir comidas rápidas, lo que explica el creciente interés por los alimentos listos para comer, sostiene Moss a través de la publicación, basado en investigaciones recientes sobre adicción.
En un mano a mano con Infobae, el autor, quien fue también profesor adjunto en la Columbia School of Journalism, adelanta en exclusiva algunos de los temas más polémicos que trata en el libro sobre el que empezó a trabajar en 2015.
Hooked, el libro del periodista Michael Moss, que llegará esta semana a las librerías estadounidenses
El disparador para avanzar en este volumen “fue la pregunta que me hizo un periodista sobre mi libro anterior, Salt Sugar Fat (2013): ‘Pero Michael, estas cosas de las que escribes, ¿acaso no son tan adictivas como las drogas (y entonces, ¿cómo podemos tener control sobre nuestros hábitos alimenticios?)?´”, rememora. A partir de ese momento, Moss se obsesionó con investigar la industria detrás de los alimentos procesados.
– ¿Qué hace que la comida chatarra sea tan adictiva?
– Es barata, conveniente, de acción rápida en el cerebro y está llena de calorías, todo lo cual es integrado en nuestros cuerpos a través de los instintos básicos que nos atraen a la comida. De hecho, estamos diseñados no solo para comer, sino para querer comer en exceso, lo cual era bueno porque esta naturaleza nuestra nos permitió prosperar, hasta hace 50 años, cuando las empresas cambiaron la naturaleza de nuestra comida para que comer en exceso se convirtiera en algo cotidiano.
– ¿Los productos alimenticios son manipulados para hacerlos más tentadores?
-La gran industria de alimentos y bebidas está dominada por empresas que hacen lo que la mayoría de las compañías quieren hacer: hacer todo el dinero posible haciendo que sus productos sean lo más atractivos posible; y mientras pienso, ellos venderían productos más saludables si pudieran, pero están más enganchados que nosotros a sus adictivas fórmulas.
– ¿A qué estrategias apela la industria alimentaria en este sentido?
-Esto comienza con el perfeccionamiento de sus fórmulas para producir la mayor excitación posible en el cerebro y termina con su marketing, que está diseñado para controlar nuestros hábitos alimenticios, haciéndonos querer volver a sus productos una y otra vez.
La mayoría de la gente tiene problemas con estos alimentos: papas fritas, hamburguesas con queso, pizza, galletitas, helado, gaseosas, snacks, afirma Michael Moss (Shutterstock)
-¿De qué modo la sal y el azúcar actúan en nuestro cerebro?
-Envían señales de las papilas gustativas que llegan al cerebro en menos de un segundo, más rápido que las drogas, y la velocidad es un sello distintivo de la adicción, porque cuanto más rápido llega una sustancia al cerebro, es más probable que actuemos compulsivamente sin pensar en las consecuencias.
-Entonces, ¿es correcto afirmar que el consumo de azúcar puede ser tan adictivo como las drogas? De ser así, ¿cuáles?
Cualquier droga, y más en algunos aspectos. Los escaneos cerebrales muestran que las drogas excitan más al cerebro, pero el azúcar no tiene que trabajar muy duro para que actuemos compulsivamente, porque es barato y legal y está en todas partes.
-En este sentido, ¿podemos decir que ciertas galletitas pueden ser más adictivas que la heroína?
-Aplica la misma respuesta que para la pregunta anterior.
-En una nota reciente publicada en New York Post, que la que se hacía referencia a su libro, decía: “El humo de los cigarrillos tarda 10 segundos en agitar el cerebro, pero un toque de azúcar en la lengua lo hará en poco más de medio segundo”. Eso es realmente impresionante. ¿Tenemos que pensar en el azúcar como un enemigo natural de nuestra salud?
-Amo el azúcar. Y sal, para el caso. Incluso, agrego una pizca de azúcar a la salsa de mis espaguetis, porque mi madre siempre la preparaba de ese modo, dado que destaca la dulzura natural de los tomates. El problema es que la gran industria de alimentos y bebidas nos robó azúcar, la sal, la grasa y los convirtió en un problema al aumentar exageradamente su proporción frente a lo que necesitamos para una buena salud.
“El problema es que la gran industria de alimentos y bebidas nos robó azúcar, la sal, la grasa y los convirtió en un problema al aumentar exageradamente su proporción frente a lo que necesitamos para una buena salud”, advirtió el periodista (Shutterstock)
– ¿Con qué otros ingredientes y alimentos de consumo masivo debemos tener cuidado? ¿Queso cheddar, por ejemplo?
-También me encanta el queso cheddar. La adicción ocurre en un espectro que nos afecta a todos de un modo diferente, a diferentes extremos, y si el queso te hace perder el control, y luego te genera adicción, entonces los expertos dirán que probablemente deberías evitar el queso por completo. La mayoría de la gente tiene problemas con estos alimentos: papas fritas, hamburguesas con queso, pizza, galletitas, helado, gaseosas, snacks.
-¿Cuánto más barato producir es comida chatarra versus comida saludable?
-Este es uno de los grandes problemas, ya que uno puede ir de compras y pagar por un paquete de arándanos como para una pizza congelada gigante que puede alimentar a toda la familia. Sin embargo, la gente está trabajando en formas muy creativas de cocinar en su hogar, a menos costo que los alimentos procesados, lo que ayuda a eliminar la ventaja de la industria de alimentos procesados.
-¿Qué medidas podrían tomar los gobiernos y las autoridades sanitarias para revertir esta situación?
-Se pueden tomar lecciones de la adicción a las drogas para ayudar a las personas a darse cuenta y luego actuar para ayudarlas a recuperar el control de sus hábitos alimenticios. Quizás, una advertencia en las etiquetas pueda ayudar alertar a la gente, pero la educación que comienza con los niños probablemente sea más eficaz. No enseñarles a los niños que la comida chatarra es mala, pero sí sería bueno hablar con ellos sobre las consecuencias y la naturaleza política de la gran industria de alimentos y bebidas, que tiene que ver con controlar nuestros hábitos, tal como ocurre con las empresas de la industria del tabaco.
Puede perdurar varios meses aun en casos leves que no requirieron internación.
Pregunta: Tengo 59 años, soy contador en una multinacional y desde hace meses duermo mal, me levanto embotado, me cuesta concentrarme, me siento en el aire y como si viera las cosas distantes y a través de un vidrio. No me encuentran la causa y no sé qué hacer. Gabriel J.M. Allevatti, Rosario-
Una de las secuelas que afecta hasta a un 60% de los pacientes con Covid-19 es lo que conoce como “niebla mental”, la cual puede perdurar durante varios meses después de haberse recuperado de la infección y aun en casos leves que no requirieron de internación.
¿Qué es la niebla mental? No es una enfermedad sino un conjunto de síntomas cognitivos de poca intensidad pero que pueden afectar en gran medida el funcionamiento y el rendimiento cotidiano de una persona.
“Fundamentalmente en su memoria, ya no recuerdan las cosas como antes; o bien tiene dificultades en el lenguaje, por ejemplo a la hora de encontrar las palabras exactas al expresarse; sufren problemas ejecutivos, de forma que no logran organizarse en el día a día como lo hacían previamente; o bien de inatención, siendo más despistados que antes” expresa sobre el tema la Sociedad Española de Neurología.
La niebla mental causa problemas fundamentalmente en la memoria del paciente. Foto Shutterstock
En pocas palabras lo que predomina es la falta de concentración, la desatención y las progresivas fallas en la capacidad de memorizar.
A pesar de la especial atención que se le presta a la niebla mental desde el inicio de la actual pandemia, en realidad el mundo médico ya le comenzó a interesarse en este cuadro hace varios años, debido a que se observaba su presencia en trastornos de diversa naturaleza.
“Quienes sufren de neblina mental dicen que es como mirar los pensamientos a través de un vidrio empañado. El bajo rendimiento mental genera un alto nivel de angustia: los afectados funcionan a medias, en un mundo cada vez más exigente y acelerado. Esto suele generar círculos viciosos, al no poder rendir según lo esperado”, describe A. Rossi, directora del Magíster en Neurociencia de la Universidad Diego Portales de Chile.
El síntoma de la niebla mental puede ser la expresión de una enfermedad, de un estilo de vida particular caracterizado por sobreexigir al organismo o por cambios químicos del cuerpo.
Norberto Abdala, médico psiquiatra
¿En qué otros trastornos se pueden presentar la niebla mental?
Sin pretender hacer una lista exhaustiva se puede mencionar como los más frecuentes:
1) Alteraciones hormonales, siendo las más comunes –pero no las únicas– el hipotiroidismo o los cambios cercanos a la menopausia.
2) El estrés crónico.
El estrés afecta la atención y se puede presentar en la niebla mental. Imagen ilustrativa Shutterstock.
3) Los trastornos prolongados del sueño nocturno.
4) El síndrome de fatiga crónica.
5) La fibromialgia.
6) La deficiencia de vitamina B12.
7) Efectos secundarios de diversos medicamentos (algunos psicofármacos, beta bloqueantes, diuréticos, entre otros).
La niebla mental no es una enfermedad sino un conjunto de síntomas cognitivos de poca intensidad pero que pueden afectar el funcionamiento y el rendimiento cotidiano de una persona.
Norberto Abdala, médico psiquiatra
8) Estados de deshidratación, especialmente en adultos mayores, quienes tienen menor capacidad para sentir sed.
9) Diabetes con oscilaciones variables de los niveles de glucemia.
10) Trastornos depresivos no diagnosticados o inadecuadamente tratados.
12) Consumo excesivo de alcohol o de sustancias adictivas.
13) Trastorno bipolar.
El síntoma de la niebla mental puede ser la expresión de una enfermedad, de un estilo de vida particular caracterizado por sobreexigir al organismo o por cambios químicos del cuerpo. Para superarla se requiere de un análisis objetivo de las causas que la originan.