Durante la primera etapa, uruguayos y egipcios se repartieron la posesión de la pelota. A los dirigidos por el Maestro Tabárez les costó hilvanar juego a través de sus mediocampistas centrales y De Arrascaeta no estuvo iluminado. Incluso Godín, desde el fondo, fue el único que intentó romper líneas rivales lanzado en ataque.