Ledesma también contó que el casco fue probado con pacientes claustrofóbicos y que fue bien tolerado por su textura transparente. Y aclaró que “son cómodos, el paciente puede hablar y leer, pero escucha poco porque hay una turbulencia de aire en el interior, por eso se entrega con protección auditiva”.

En el desarrollo del equipo colaboraron profesionales de la Unidad de Soporte No Invasivo del Hospital Fernández y del Zonal General de Agudos de Ezeiza, donde se realizaron pruebas de los cascos. Según estimó Ledesma, la empresa podría producir alrededor de 600 cascos semanales, dependiendo de la entrega de los materiales importados.