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Sociedad

Una monja creó en Neuquén el primer condominio para personas trans

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Es un proyecto social tutelado. Tiene 12 departamentos que se entregan en comodato. La iniciativa de la religiosa fue financiada por la provincia.

Primero una explicación: el “Condominio Social Tutelado para mujeres trans” no es un “barrio trans”. La aclaración, hecha a Clarín por sus propias ocupantes, tiene un poderoso sentido. El complejo habitacional está integrado al barrio Confluencia, a las orillas del río Limay en Neuquén capital. Y cada vez que se lo denomina “barrio trans” este grupo de mujeres siente que se las discrimina nuevamente. Que se las aísla del resto de la sociedad. Justo lo contrario de lo que anhelan lograr.

El proyecto, considerado único en su tipo en el mundo, tomó impulso hace 3 años por iniciativa de la hermana Mónica Astorga Cremona (53), madre superiora del convento de la Orden de Carmelitas Descalzas en la provincia. A la religiosa se le conoce como la “monja de las trans” por su trabajo solidario con esta comunidad desde hace 12 años.

La población trans tiene un promedio de expectativa de vida en la provincia de sólo 45 años, indica un relevamiento de la Dirección de Diversidad de Neuquén. Las de 56 años o más representan apenas el 5% de su población. La gran mayoría vive lejos de sus familias y en habitaciones que no reúnen condiciones básicas de higiene. Según se desprende de la Primera Encuesta Sobre población Trans, realizada por el Indec en 2012, el 90% no tiene un trabajo en blanco, el 95% ejerce la prostitución y el 80% no posee cobertura médica privada.

La religiosa convocó al gobierno de la provincia en 2017 para que la ayudara a levantar un complejo donde pudieran vivir al menos algunas integrantes de este grupo. No fue una tarea fácil, cuentan sus actores. Aunque desde el gobierno local confiesan que, tratándose de un proyecto en el cual interviene el aparato del Estado provincial, los pasos de ejecución y de permisos fueron cortos.

La hermana Mónica Astorga Cremona, junto al gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, y el intendente Mario Gaido.

La hermana Mónica Astorga Cremona, junto al gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, y el intendente Mario Gaido.

El “Condominio Social Tutelado para mujeres trans” está compuesto de 12 monoambientes de 40 metros cuadrados cada uno, ubicados en dos pisos. También posee un parque de 120 metros cuadrados, un salón de uso múltiples y un estacionamiento. La inversión total alcanzó los $ 27,6 millones.

Los departamentos fueron encomendados al Instituto Provincial de Vivienda y Urbanismo (IPVU) y fueron construidos por la Cooperativa de trabajo Los Amigos.

La elección de las ocupantes fue concretada con especial cuidado. Las religiosas resolvieron beneficiar a quienes estaban en una situación habitacional crítica o tenían enfermedades graves.

Hace poco más de una semana el gobernador de Neuquén Omar Gutiérrez y el intendente de la capital Mariano Gaido (MPN) entregaron las llaves a las beneficiadas. Entre el 10 y el 16 de agosto una camioneta del municipio las ayudó a mudar sus objetos personales que tenían en distintas pensiones de la localidad. Durante la mudanza se vieron por primera vez en décadas rostros alegres y mojados por las lágrimas.

“La provincia ha sido pionera en el desarrollo de políticas diversidad. Este proyecto impulsado por la hermana Mónica Astorga Cremona tuvo un proceso rápido, diría que muy rápido y es un primer paso. En el futuro habrá otras líneas de integración”, indica a Clarín Ricardo Corradi Diez, ministro de Ciudadanía de la Provincia del Neuquén.

El corte de cintas con el que quedó inaugurado el complejo, que fue impulsado por la hermana Mónica Astorga Cremona y financiado por la provincia de Neuquén.

El corte de cintas con el que quedó inaugurado el complejo, que fue impulsado por la hermana Mónica Astorga Cremona y financiado por la provincia de Neuquén.

El funcionario resalta que fue necesario dialogar en profundidad con los vecinos del barrio Confluencia para que aceptaran el proyecto. “Tuvimos reuniones donde explicamos lo que se quería hacer. No fue fácil pero se logró. Había que hacer un trabajo serio en este sentido. Había que tejer una red social que permitiera instalar el complejo y superar los miedos”, agrega.

“No es un refugio ni es un barrio trans, esto hay que aclararlo muy bien. Es un condominio tutelado”, indica a este diario la hermana Mónica.

“Las personas trans son primero abandonadas por sus familias, son expulsadas, después tienen dificultades para relacionarse con la sociedad por su propia condición. Están muy solas y no tienen opciones”, subraya la religiosa.

En Neuquén murieron 47 personas trans en 2018. En 2019 fueron 53 y en lo que va de 2020 suman 60. “Soportan la expulsión y la exclusión y no pueden soñar con tener algo propio”, sentencia la hermana.

El propio Papa Francisco felicitó a la monja a través de una sentida carta enviada por mail. “Querida Mónica, Dios, que no fue al seminario ni estudió teología, te lo retribuirá abundantemente. Rezo por vos y por tus chicas. No se olviden de rezar por mí. Que Jesús te bendiga y la Virgen santa te cuide. Fraternalmente, Francisco”, le escribió e Sumo Sacerdote.

Los departamentos son tutelados y administrados por la Orden. Básicamente se trata de un comodato. Las mujeres pueden ocuparlos hasta que decidan irse o fallezcan sin pagar dinero. Aunque deben hacerse cargo de los servicios de agua, luz y gas. En el complejo existe una normativa de conducta y convivencia que será supervisada por las religiosas. Entre otras pautas no podrán ejercer la prostitución o cualquier otra actividad ilegal que genere controversia en el barrio. Quienes rompan la reglamentación deberán partir. Los departamentos serán habitados siempre por personas trans, explican desde la organización religiosa.

“Durante mucho tiempo me levantaba muy tarde porque me dormía tarde. Me acostaba al mediodía. Ahora que tengo el departamento no puedo hacerlo, me despierto con la luz que entra por la ventana a las 8 y me pongo en pie. No puedo creer la luz del sol, no puedo creer todavía que tengo este lugar. Fue muy fuerte”, le dice a Clarín Paola Guerrero (50) que comparte el piso con su perro Roco. “Antes tenía un departamento muy chico, con la ducha afuera, muy chico, sin gas. Ahora vivo en el departamento 11, un número positivo, que me gusta”, detalla alegre.

Para Adriana “La Tucu” Cuello (52), el cambio fue como dejar el infierno atrás. “Yo vivía en un lugar en el que nadie podría vivir”, arranca La Tucu. “Pagaba 8.000 pesos por una habitación que me alquilaba un pastor evangélico. Sin luz, sin baño, sin higiene, con el gas pasando por una manguera. ¡Una manguera! Cualquier día podíamos volar todos en pedazos. El tipo no pagaba ni los servicios, debía años. El baño de afuera estaba destruido y cuando llovía, llovía más adentro que afuera. Estuve 3 años ahí y ahora en agosto nos iba a subir el alquiler a 11 mil pesos”, relata.

Hace más de 30 años que Cuello dejó su ciudad natal. A lo largo de su vida realizó múltiples actividades, entre ellas la prostitución en Buenos Aires y en Neuquén. Asegura que su pasado “salvaje” quedó atrás. “Estoy en pareja hace 7 años y me siento tranquila. Tener un hogar limpio ya es demasiado”, expresa emocionada.

El complejo fue levantado en un terreno cercano al río, idílico para el clima del Alto Valle neuquino. Sus paredes exteriores e interiores son de color pastel. La tranquilidad es su sello. Una nueva vida comienza.

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