Tanto en 2002 como ahora “los préstamos del Fondo Monetario Internacional solo parecieron posponer lo inevitable y, lo que es peor, exacerbar el colapso final. Entonces, después de la segunda debacle en Argentina en menos de una generación es hora de preguntar cómo reenfocar el mandato del FMI para hacer frente a las crisis de deuda de los mercados emergentes”, concluyó Rogoff.