El juez de Dolores inició una serie de resoluciones en las que advierte un intento de desguazar el expediente que él tramita en Dolores. Considera que las maniobras de Marcelo D’Alessio y otros deben ser investigadas en conjunto, como operaciones de una misma banda dedicada al espionaje ilegal, las extorsiones y el armado de causas falsas.
El juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, inició una serie de resoluciones en las que virtualmente acusa a magistrados de Comodoro Py de querer desguazar el expediente que él tramita en Dolores y de jugar a favor del procesado fiscal Carlos Stornelli. Ramos Padilla rechazó entonces el envío de partes de la causa a Comodoro Py porque considera que todas las maniobras que perpetraron Marcelo D’Alessio, Stornelli, los comisarios Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, el fiscal Juan Ignacio Bidone, el ex agente Rolando Bareiro, entre otros, deben ser investigados como un todo, como operaciones de una misma asociación ilícita dedicada al espionaje ilegal, extorsiones y armado de causas falsas, con vínculos con la política y el estado, en especial la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
Ramos Padilla respondió al planteo de los tres magistrados que, de una u otra manera, quieren quedarse con partes del expediente, sometiéndolo a una especie de descuartizamiento. Pero, además, el juez de Dolores hace notar el papel de Stornelli en las tres causas: “En uno de esos casos, el doctor Stornelli aparece como parte querellante, en otro como pretenso querellante y en el restante directamente es el fiscal de la causa”, detalla Ramos Padilla.
Los tres planteos al juez de Dolores son inauditos.
Caso I
Una semana después de desatado el escándalo por la extorsión de D’Alessio al empresario Pedro Etchebest, el fiscal Stornelli se presentó a la justicia de Comodoro Py con una denuncia contra el falso abogado por defraudación. Quiso instalar que D’Alessio lo invocaba de manera fraudulenta, o sea que él era una víctima del falso letrado. Fue el camino que encontró Stornelli para llevarse la causa al edificio de Retiro, donde juega de local. El juez sorteado, Julián Ercolini, aceptó este criterio y permitió que Stornelli fuera denunciante y querellante en esa causa.
La respuesta de Ramos Padilla es durísima: “es necesario mantener siempre presente la inversión de los roles procesales: mientras en este juzgado se investigaba el rol de la AFI en los hechos, y se lo tiene a Stornelli como imputado, Ercolini ha avalado que estos mismos actores se constituyeran como querellantes”.
O sea, el juez le dice a su par que en Dolores, D’Alessio, Stornelli, la AFI y compañía están acusados de integrar una asociación ilícita, mientras que Ercolini los acepta como víctimas. Y –continúa Ramos Padilla– en Comodoro Py parecen olvidarse que actuaban en conjunto, que tenían chats, mensajes, reuniones, e incluso D’Alessio espiaba al ex marido de la esposa de Stornelli por pedido de éste último.
Ercolini argumenta que gran parte de los delitos ocurrieron en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que Ramos Padilla no tiene competencia. El magistrado de Dolores le reitera que la extorsión se concretó en el regreso de una reunión entre D’Alessio y Stornelli en Pinamar, es decir que en ese viaje el falso abogado le pidió a Etchebest 300.000 dólares para aliviarle una supuesta complicada situación en la causa de las fotocopias de los cuadernos.
Como se sabe, en esa causa el fiscal era Stornelli y D’Alessio le dijo que Etchebest que había arreglado todo con el fiscal en el encuentro del parador CR. Luego la banda actuó desde la zona de Ezeiza y en otro lugares, de manera que tampoco CABA fue el escenario de todo. Además, Ramos Padilla le recordó que la Cámara Federal de Mar del Plata ya lo confirmó al frente del expediente.
La conclusión es que el juez de Dolores no dejará su lugar como instructor de toda la causa, no sólo la que investiga la extorsión a Etchebest.
Caso II
El juez de Comodoro Py Sebastián Casanello le reclama a Ramos Padilla que deje de instruir el caso de la extorsión de D’Alessio a Pablo Erasmo Barreiro, un ex secretario de Cristina Fernández de Kirchner. El padre de Pablo, Ricardo Barreiro, estaba detenido en la causa de las fotocopias de los Cuadernos y eso fue aprovechado por la banda de D’Alessio para “poner en pánico” al hijo haciéndole saber que también a él estaban por detenerlo. Por supuesto, invocaron la relación con Stornelli y que ellos podrían arreglar todo. Nuevamente el fiscal se ubicó como víctima, pese a que Pablo Barreiro declaró que cuando se presentó a declarar ante el propio Stornelli le advirtió que le estaban pidiendo dinero en su nombre. La declaración de Barreiro nunca apareció en la causa.
El caso exhibe la mano del camarista que forzó las detenciones de los ex funcionarios kirchneristas, Martín Irurzun. Sucede que Casanello opinó inicialmente que la causa le correspondía a Ramos Padilla, pero Stornelli y otro imputado –que luego fue abogado de Stornelli– , Carlos Liñani, apelaron lo decidido por el juez. Irurzun revocó el fallo de Casanello y virtualmente le ordenó que le reclamara la causa a Ramos Padilla.
La jugada de Irurzun también apuntaba a llevar el expediente a Comodoro Py, donde funcionó aceitadamente el juego entre algunos jueces, fiscales, camaristas, el aparato mediático y, por supuesto, la cabeza política con sede en la Casa Rosada.
Nuevamente, el juez de Dolores insistió con que no corresponde desguazar el expediente porque se trata de una única asociación ilícita que él viene investigando desde hace más de un año y en la que hay detenidos, procesados y una cantidad enorme de pruebas recolectadas.
Caso III
Es el caso que con más claridad exhibe el contubernio político-mediático-judicial. En su resolución, Ramos Padilla adelanta que habrá un texto más largo y específico dedicado al planteo que le hizo el fallecido Claudio Bonadío y que heredó el juez Marcelo Martínez de Giorgi, hoy a cargo del juzgado de Bonadío. Uno de los ingredientes de la movida es que en esa causa el fiscal es nada más y nada menos que el propio Stornelli. De manera que Bonadío le estaba exigiendo a Ramos Padilla que diera un paso al costado para que todo quede en manos de él (Bonadío) y de Stornelli.
Es el expediente relacionado con la compra de Gas Natural Licuado (GNL). Como se sabe, la prueba esencial de esa causa fue un peritaje trucho armado por el ingeniero David Cohen, hoy a punto de ir a juicio por falso testimonio agravado. El estudio indicaba la existencia de sobreprecios en base a un precio del GNL que se manejaba en gasoductos de Estados Unidos, incomparable con el gas traído en barcos. Para sostener esa postura descabellada, Cohen copió textos de estudiantes chilenos, sin siquiera citar la fuente y mencionando a organismos internacionales inexistentes.
Dado el hundimiento de la prueba principal, el que vino a tratar de salvar el expediente –que apuntaba a Julio De Vido, Roberto Baratta y también a Cristina– fue Marcelo D’Alessio. El falso abogado declaró dos veces en secreto, el 5 y el 12 de noviembre de 2016. Como es obvio, los elementos de prueba surgieron en los allanamientos a la vivienda de D’Alessio, donde se encontraron archivos de preparación de la maniobra. Esta claro que era otra operación de la asociación ilícita dedicada al espionaje y el armado de causas.
Otra vez, entonces, se produjo la jugada de exigirle a Ramos Padilla que entregue una parte de su investigación, desguazando el expediente que tramita en Dolores. Y esa es la pretensión que fue rechazada por el magistrado.
En el año transcurrido desde el estallido del caso, se han hecho todas las maniobras imaginables. Hubo un intento de desplazar a Ramos Padilla mediante un juicio político, recusaciones de variado tenor, pedidos de inhibición, la difusión de escuchas ilegales a los detenidos de Ezeiza para instalar que el expediente fue un armado de los presos, anónimos, sobres que llegaron a fiscalías, aprietes y hasta el pedido a una víctima, el ex esposo de la actual pareja de Stornelli, Jorge Castañón, para que no vaya a declarar porque Mauricio Macri había prometido echar a Ramos Padilla en una semana.
Contra viento y marea, el expediente de Dolores avanza.
La Fiscalía que investiga la muerte de Diego encontró más mensajes en los celulares de los doctores que lo atendían y avanza la hipótesis del homicidio doloso o culposo. “Se viene su cumpleaños. Hay que reducirle la medicación para que pueda estar presentable”. Escalofriante cronología de sus últimos días.
-Matías quiere un certificado de que Diego está orientado en tiempo y espacio.
-¿Orientado…? Ja, ja.
-Bueno, vos poné que cuando lo viste, lo viste bien.
Más allá de los posibles delitos o los límites éticos, el avance de la causa por la muerte de Diego Armando Maradona deja en claro la desaprensión con la que atendieron los profesionales al argentino más popular de todos los tiempos.
Los últimos diálogos que surgen de la investigación son escalofriantes. Más, teniendo en cuenta que se está abriendo una caja negra que es la antesala a la muerte del Diez. La Fiscalía a cargo de la causa ya pudo acceder en los útimos días a la información que contenían los dos teléfonos celulares que eran propiedad de Maradona. Y pronto habrá más novedades al respecto. Por ahora, se conocieron nuevos intercambios de mensajes entre el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz, los tres principales apuntados en este caso.
El posteo del doctor Leopoldo Luque para el cumpleaños 59 de Diego Maradona. Se reconocía “a cargo” de la salud del “10”.
Según reveló, a modo de cronología de los últimos días de Maradona, el diario Página 12 en su edición del domingo, hubo un diagnóstico sobre el estado de salud de Diego a partir de los mensajes cruzados entre los tres profesionales. “Demencia alcohólica. Rasgos de Parkinson”, mencionan en sus whatsapp para definir la patología que aquejaba al Diez. Esos mensajes corresponden a los días 24 al 26 de octubre, un mes antes de su muerte. En esos intercambios también hablan de que el paciente “está confuso, perdido, rígido”.
El 26 de octubre se produce un pedido de Luque a Cosachov: “Matías (sería Morla) quiere un certificado de que Diego está orientado en tiempo y espacio”. La psiquiatra le responde: “¿Orientado? Jaja…”. A lo que Luque le contesta: “Bueno, vos poné que cuando lo viste, lo viste bien”. El certificado, fechado el 20 de octubre, hace lugar efectivamente a ese pedido pero hay un problema: en la causa ya quedó comprobado que la psiquiatra no visitó a Diego por esas fechas.
El 29 de octubre aparece otro mensaje: “Se viene su cumpleaños. Hay que reducirle la medicación para que pueda estar presentable”. Dos días después, en mal estado ante la vista de todos, Diego apareció en el estadio de Gimnasia, donde se lo dejó ver por última vez de manera pública.
La psiquiatra, Agustina Cosachov, en el velorio de Diego. Foto: R González
Luego llega el momento de su internación, donde días más tarde es operado de un hematoma subdural. A continuación, con la firma de sus hijas y de Luque, Maradona es trasladado al barrio San Andrés de Tigre pese a que la sugerencia de la clínica donde se encontraba internado era que debía ser hospitalizado en un centro de rehabilitación por su adicción al alcohol y por su cuadro general.
Ya en su nueva morada, surge en esos chats una frase escalofriante: “O perdemos la matrícula y vamos en cana o seremos semidioses”. En la semana del 15 al 19 de noviembre se percibe un empeoramiento del cuadro. “No para de dormir”, “tiene un ronquido preocupante, es una respiración con ruido extraño”, “está hinchado”, se leen en los celulares de los implicados.
El 23 de noviembre, dos días antes del desenlace, un mensaje dice: “Hace dos días que duerme”. Y vuelve la advertencia: “Está hinchado, muy hinchado”.
El magistrado federal que renunció a su cargo en abril de 2016 aseguró que “enviados especiales” del ex presidente le ofrecieron una coima para que se apartara de la causa de escuchas ilegales
“Mauricio Macri no me compró porque yo no cotizo en Bolsa, pero tuvo toda la intención de hacerlo”, disparó el ex juez federal Norberto Oyarbide.
La confesión formó parte de la columna que protagoniza el ex magistrado en el programa de Fernando “Coco” Silly en Radio 10. Esta vez fue como respuesta a una pregunta de un oyente que quería conocer su opinión sobre las “causas inventadas que se están cayendo a pedazos”.
“Gracias por la pregunta, me abre un espacio magnífico como para poder responder. Me siento como transitando por la 9 de Julio con esto. No voy por Cerrito ni por Carlos Pellegrini, voy por la 9 de Julio. Sí, creo que la Justicia está muy desordenada, la gente está descreída y tiene razón”, introdujo.
Y avanzó: “Esta radio reveló las visitas de integrantes de la Casación Penal a nuestro anterior presidente. Iban a dar cuentas de las distintas resoluciones que iban a tomar. Y todo tenía que ver con un solo punto: Cristina Fernández de Kirchner”.
Y concluyó: “Mauricio Macri no me compró porque yo no cotizo en Bolsa, pero tuvo toda la intención de hacerlo”.
La confesión provocó una lógica reacción del conductor. “¿Intención directa?”, preguntó Silly.
“Absolutamente directa. Me pidió que me inhiba en su causa. Yo tuve la causa de las escuchas telefónicas donde él utilizó como jefe de Gobierno la Secretaría de Inteligencia del Estado con Stiuso a la cabeza… Y después, ya siendo presidente, no había nadie que se le interpusiera en su camino y tenía todos los aparatos del Estado para llevar adelante su obra extraordinaria”, desarrolló.
Sin pelos en la lengua, Oyarbide aseguró que hubo “enviados especiales” que le ofrecieron dinero, a los que les contestó que él no cotizaba en Bolsa. En un programa de televisión agregó que el ofrecimiento fue en dólares, pero evitó precisar la cifra.
Oyarbide fue el juez que en 2010 dictó el procesamiento del entonces jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, acusado de montar una red de espionaje ilegal sobre dirigentes políticos, empresarios e incluso integrantes de su propia familia. Macri finalmente fue sobreseído por Sebastián Casanello en 2015.
Mauricio Macri se encuentra en Qatar en el marco de sus funciones como directivo de la FIFA
Oyarbide fue juez federal durante 21 años. Por su despacho pasaron cientos de causas sensibles para el poder político. Dejó la función en abril de 2016, enfrentado con Macri. El ex jefe de Estado decidió aceptarle la dimisión, lo que generó polémica entre quienes creían que el ex magistrado debía ser sometido a un juicio político en virtud de algunas de sus decisiones como juez.
“Hoy le acepto la renuncia a Norberto Oyarbide como juez federal. Lo hago con doble sensación: por un lado tengo alivio porque damos un paso para mejorar la Justicia de nuestro país. Saber que este señor no va a fallar más nos debe dar una gran tranquilidad a todos. Por el otro, comparto la sensación de muchos de las ganas de que pase por el proceso de juicio político que venimos reclamando hace tiempo”, se excusó el líder del PRO.
Y explicó: “El problema es que sabemos que ese es un proceso largo y de resultado incierto, mientras conserva sus fueros impidiendo que lo investiguen judicialmente, y además sigue siendo juez. Por eso decidí dar este paso. Para mí es especialmente difícil porque sufrí en carne propia su discrecionalidad y su arbitrariedad. Pero lo hago con la tranquilidad de saber que estamos dando un paso en la dirección correcta. Un paso más hacia un país con una Justicia verdaderamente independiente”.
Oyarbide fue uno de los dirigentes salpicados por la investigación de los Cuadernos de Corrupción. Sin embargo, el año pasado fue sobreseído por Marcelo Martínez De Giorgi.
En su declaración indagatoria, Oyarbide había señalado que cuando investigó a los ex presidentes Néstor y Cristina Kirchner por el delito de enriquecimiento ilícito, el ex director de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) Ricardo Echegaray le llevó a su despacho en Comodoro Py las declaraciones juradas del por entonces matrimonio presidencial. También indicó que varias personas le pidieron que sobreseyera a los Kirchner en esa causa y que entre ellas estaban Fernández –auditor designado por el peronismo– y quien condujo con aval del Gobierno tanto el espionaje como la relación con los tribunales entre 2003 y 2014, el ex director de Contrainteligencia de la SIDE, Antonio “Jaime” Stiuso.
Bonadio había procesado a Oyarbide y a Fernández en septiembre de 2018 como miembros de la asociación ilícita que –según lo que se probó en el expediente– se armó entre ex funcionarios y empresarios para el intercambio de coimas por contratos de obra pública.
Pero la Sala I de la Cámara Federal, en diciembre de 2018, dejó sin efecto aquel procesamiento y ordenó que se los investigara en una causa diferente. Ese caso estuvo a cargo de Martínez De Giorgi y del fiscal Carlos Rívolo.
Un hombre de radio
Oyarbide hizo su estreno como columnista radial el 1° de febrero. Vestido de gala y galera, llegó en un auto de alta gama a los estudios de Radio 10, donde inició su participación en el programa “Fuerte al medio”.
“Vamos a hablar de temas de la vida”, anticipó Oyarbide. El debut fue acompañado con un móvil de televisión en la entrada de la emisora, y lo recibió el propio Coco Sily, quien vistió un barbijo colorido de la comunidad LGBT.
Con 45 años de carrera, Oyarbide se jubiló en 2016 y ejerció como juez federal casi la mitad de su tiempo laboral. En su primera incursión radial, el ex juez brindó por el nuevo proyecto con una botella de champagne. Además contó detalles de su rutina; dice que mantiene el ritmo de cuando trabajaba en el Poder Judicial; se duerme a las 21:30 y despierta a las 3 de la mañana.
Esta mañana tres testigos contestaron las preguntas de los fiscales durante más de ocho horas. La ex empleada del “Diez” aseguró que nunca vio marihuana. “Pero alguna vez sentí que Charly fumaba por el olor”, dijo
La ronda de testimoniales citada para hoy por los fiscales de San Isidro que investigan la muerte de Maradona se extendió por más de ocho horas y contó con tres declaraciones. La más esperada fue la de “Monona”, la cocinera, que ante la Justicia habló de la marihuana y el alcohol que, según se investiga, se le suministraba al astro del fútbol en su casa de Brandsen antes de su internación en la Clínica Olivos.
Además, contó quiénes eran los encargados de darle las pastillas a Diego y qué rol cumplía el famoso “Charly” en su entorno antes de ser echado. También declaró una mujer que acompañaba a Verónica Ojeda y a Dieguito Fernando cuando visitaban al “Diez” y un ex acompañante terapéutico.
“Yo no vi marihuana en la casa de Brandsen pero alguna vez sentí que ´Charly´ fumaba por el olor, pero no estoy segura, lo supongo. En alguna de las veces que salía al patio a fumar me pareció que podía ser eso”, dijo Romina Milagros Rodríguez, conocida en el círculo íntimo de Maradona como “Monona”.
Con respecto a este tema señaló también que a pesar de que sólo tenía sospechas, dio aviso de lo que pasaba: “Yo le dije a Taffa y a Maxi”, aclaró. Se refiriere a Nicolás Taffarel, el kinesiólogo de Maradona investigado por ejercer sin matrícula, y a Maximiliano Pomargo, cuñado de Matías Morla y mano derecha de Diego.
En cuanto al alcohol, uno de los temas que surge de la pericia telefónica difundida por Infobae, “Monona” fue un poco más precisa: “En la casa no había alcohol pero si Diego pedía, alguien iba y se lo conseguía. Casi siempre era cerveza. A veces venían algunos amigos que traían vino y también tomaba. Siempre hablando de Brandsen, de Campos de Roca”.
La aclaración final de la mujer es fundamental para los fiscales porque, si bien se están investigando los últimos meses de vida de Maradona, donde se pone especial énfasis en lo ocurrido en la “internación domiciliaria” del barrio San Andrés de Tigre. En ninguna de las declaraciones de hoy surge que Maradona haya tomado alcohol o fumado marihuana en ese domicilio.
Otro de los temas en los cuales los fiscales Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, encargados de tomar las declaraciones, hicieron hincapié al hablar con “Monona” fue el suministro de las pastillas psiquiátricas. Puntualmente querían saber quiénes eran los encargados de llevarle la medicación a Maradona a su habitación.
Griselda Morel, psicopedagoga de Dieguito Fernando
“En un momento se las daba ´Charly´ y cuando él se fue se las daba Johnny, su sobrino, junto a algún enfermero. Siempre eran dos los que entraban a la habitación”, explicó la cocinera sobre la medicación, según la reconstrucción realizada por Infobae.
En su primera testimonial, realizada el mismo día de la muerte de Maradona, “Monona” había dicho que la psiquiatra Agustina Cosachov junto a un enfermero le había realizado las tareas de reanimación a Diego. Sin embargo, en declaraciones en los medios, la mujer cambió su versión y contó que en realidad le habían pedido a ella que le hiciera respiración boca a boca a Maradona. Ante la contradicción, los fiscales volvieron a insistir sobre el punto y finalmente la mujer reafirmó lo dicho el 25 de noviembre. Es decir, que fueron los profesionales de salud los que intentaron reanimar a Diego.
La otra testigo citada para hoy en la Fiscalía General de San Isidro fue Griselda Vanesa Morel, técnica en salud psicomotricista, que acompañaba a Verónica Ojeda a ver a Diego junto a su hijo Diego Fernando. Ante las preguntas de los investigadores, la mujer dijo no haber visto a Maradona fumar marihuana aunque aclaró que recordaba el episodio en el que la ex de Diego había encontrado marihuana picada en la casa de Brandsen.
Carlos Cottaro al momento de ingresar a declarar
El tercero en pasar por los despachos de la fiscalía fue Carlos Cottaro, ex acompañante terapéutico en los últimos meses de vida de Maradona, que declaró en la misma línea que las mujeres que los precedieron.
En cuanto al resto de la investigación, la semana que viene se avanzará en la recopilación y la transcripción de chats y audios surgidos de las pericias que los fiscales volcaran en un informe voluminoso que se confecciona para el momento en el que se realicen los llamados a indagatoria.