Todo comenzó, de nuevo, en estos días. Por un lado, despidieron a un trabajador de una empresa tercerizada. También les anunciaron que no solo no iban a pasar a planta permanente sino que desvinculaban a seis empleados contratados a plazo fijo: a cuatro se les termina el contrato a fin de mes y a dos a fines de abril. Tampoco van a cubrir las vacantes que se generen. En el horizonte cercano tienen dos jubilaciones y una renuncia. Ahí fue cuando el deja vu los hizo ponerse en alerta.
“Estamos luchando desde un primer momento para que no suceda lo que pasa siempre, que te vacían de manera gradual y cuando querés reaccionar ya es tarde”, explica a minutouno.com el secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) en la planta de Barker, Martín Isasmendi.
“Tenemos sospecha de que quieren cerrar porque en Olavarría hace unos días estuvo el Presidente y están construyendo una nueva planta con tecnología nueva que va a producir tres veces más que en la nuestra”, advierte este habitante del pueblo que se creó en torno a la fábrica y que también es hijo de un ex trabajador de Loma Negra.
Villa Cacique es un pueblo de 7 mil habitantes que en 2001 sufrió el cierre de la planta. “En aquellos años sucedió lo mismo que ahora: en Olavarría crearon una nueva industria y se produjo el cierre, sumado a semejante crisis que hizo descender los despachos de cemento”. Sin embargo advierte que la situación se distingue porque “el año récord fue 2015 con 12.215.000 toneladas y en 2018 tuvo 11.800.000. Son valores cercanos. No pueden decir que el cemento está en crisis. No hay argumento para que empiecen con un proceso de reducción”.
Ahora realizan un acampe desde los lunes que dura las 24 horas, donde cada trabajador cumple su jornada de ocho horas y que este viernes desde las 16 tendrá la visita de vecinos autoconvocados.
“Resurgimos por Néstor y Cristina, que apostaron al consumo interno, a que el trabajador tenga un mango en el bolsillo. Eso hizo que la fábrica volviera abrir, arrancamos de nuevo en 2003 con una molienda y en 2007, el horno, que es la máquina principal de una fábrica de cemento. Con esos gobiernos batimos los récords de producción año tras año”, relata Isasmendi.
Luego cuenta que la empresa no quiere decirles qué pasará cuando abra esta nueva planta, de modo que hay preocupación entre los 350 trabajadores, reunidos entre terciarizados, contratados y directivos.
En ese sentido, no hubo avances en las negociaciones porque cuando llegó la audiencia en la sede de Benito Juárez del Ministerio de Trabajo bonaerense la empresa calificó de “desmedida e ilegal” la medida.
“Fue vergonzosa la actuación del Ministerio de Trabajo: no dictó conciliación obligatoria ni una nueva fecha de mediación”, acusa Isasmendi y cuanta que desde la sucursal de la cartera provincial argumentaron que debían pedir permiso a La Plata.
En ese sentido, advierte: “Nuestra asociación gremial a nivel nacional declaró el estado de alerta en todas las plantas de Loma Negra y exigió una pronta respuesta y si no van a comenzar medidas de acción directa en las plantas de la empresa”.