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Abuso Sexual

Otra nena violada que dio a luz

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M.A., una nena de la localidad chaqueña El Sauzalito, tenía apenas 11 años cuando su mamá la entregó a un hombre de 59 a cambio de una moto. En diciembre, tras “convivir” con él durante tres años en el Paraje Las Lagunitas de Formosa, regresó a Chaco con 14 años y un embarazo de 35 semanas. Luego de ser rebotada en dos hospitales, y sin haber recibido asesoramiento sobre la posibilidad de interrumpir legalmente su embarazo, M.A. fue mamá de un bebé prematuro. El abandono estatal no terminó ahí. Según denunció el Centro Mandela, la Unidad de Protección Integral (UPI) de Castelli –que depende del Ministerio de Desarrollo Social– dejó a la niña y su bebé a cargo del padre de M.A., en un hogar de tránsito, pese a que ella había repetido en varias oportunidades que no quería vivir con él por miedo a nuevos abusos, dado que es alcohólico y suele juntarse a beber con otros hombres. Luego de convivir durante 4 días, la familia dejó repentinamente el refugio, sin dar aviso a las autoridades, y emprendió viaje hacia Sauzalito en un camión de donaciones que venía de Buenos Aires. Poco antes de llegar, fueron interceptados por la fiscalía, quien pidió la intervención de la UPI para que la niña y su bebé queden bajo el cuidado de una familia de resguardo. “Ambos se encuentran bien, con una familia de Tres Isletas que se encarga de resguardar a niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad. Se quedarán con ellos por un plazo de 90 días”, debió aclarar la encargada de la UPI luego de los trascendidos.

El caso fue difundido a principios de enero por el Centro Mandela. “La nena llegó al Hospital de Sauzalito acompañada por su tía, con un embarazo de 35 semanas. Como es un hospital que tiene muchas limitaciones y no se pueden hacer partos riesgosos porque no tiene banco de sangre, la derivaron al Bicentenario de Castelli”, relató a PáginaI12 Rolando Núñez, coordinador del Mandela. “En Castelli la rebotaron, así que tuvo que volver a Sauzalito, donde finamente tuvo un bebé prematuro a través de un parto muy complicado”, agregó.

Después del parto, M.A. y su hijo fueron trasladados nuevamente a Castelli, dado que el bebé necesitaba un cuidado especial por ser prematuro y ambos, además, debían someterse a un tratamiento por Mal de Chagas. Tras un mes de tratamiento –según la versión oficial– la UPI contactó al padre de la niña, luego de “llamar a otros familiares y constatar que nadie quería hacerse cargo de la situación”: “Ella me había solicitado ver a su padre, estaba muy angustiada. Arbitramos los medios para que venga. Que se vean no significa que la entreguemos a su progenitor. Siempre la visitó con nuestra compañía” sostuvo Alejandra Delicia, a cargo de la UPI de Castelli, quien aseguró que el hombre se hospedó en un hogar de tránsito y que fue la UPI quien lo autorizó y acompañó a volver a Sauzalito junto a su hija y su nieto con el objetivo de “entrevistar a otros familiares y hacer un informe socioambiental”. Finalmente, el organismo habría decidido dejar a M.A y su bebé con una familia de resguardo.

El Centro Mandela, sin embargo, cuenta una versión bastante diferente. “Ella y su bebé estaban en un tratamiento por Mal de Chagas. A los 28 días les dieron el alta en neo pero tenían que quedarse un mes más en pediatría. La asistente social hace llamar al padre y a los pocos días de llegar el hombre empezó a preguntar cuándo iban a darles el alta porque tenía que volver a Sauzalito. Ella había dicho que no quería vivir con él porque es alcohólico y se junta a tomar con otros hombres en la casa. Tenía mucho temor, yo creo que algo debe haber pasado”, dijo otra fuente del Centro Mandela, cercana al caso.

Pese al miedo de M.A., el miércoles 30 de enero la UPI la envió al refugio de Castelli en el que vivía temporalmente su padre, “con la condición que a la mañana y a la tarde fueran al hospital a buscar la medicación. Es mentira que el padre no vivió con ellos en el refugio, como dice la UPI”, subrayó esta fuente. El sábado 2, sin embargo, los tres dejaron el hogar sin previo aviso: “Como la UPI y la asistente social recién se enteraron de su ausencia el lunes, se pusieron de acuerdo y dijeron que se habían ido con su autorización para no quedar escrachados”, explicó.

“Es terrible este caso. La nena contó que el abuelo le enseñó a danzar para los hombres desde los 5 años. También que mastica coca desde los 5 para ‘tener fuerza y matar el hambre’. Ella interpreta que el hombre con el que la dejó su mamá es su marido. No mide las consecuencias de lo que está pasando, de la edad de este señor”, lamentó.

Una fuente del Poder Judicial de Chaco también confirmó esta versión. “Ella estaba con su padre y el bebé en el refugio Calcuta, que depende del Ministerio de Desarrollo, pero un día desaparecieron. Después se supo que se habían ido en un camión que trae donaciones desde Buenos Aires, rumbo a Sauzalito. Los interceptaron en Misión Nueva Pompeya. Ahí es cuando la fiscal Mirtha Bejarano se entera y le pide a la UPI que intervenga y que los ponga al cuidado de una familia de resguardo. La UPI no estaba al tanto de la desaparición de la niña”, contó a PáginaI12 esta fuente.

Según informó la UPI de Castelli, que judicializó el caso, la madre de M.A. continúa detenida. “No sabemos si el hombre de 59 con el que convivía la adolescente también fue detenido. La causa por los abusos se llevará en Formosa porque es allí donde se habría cometido el delito”, detalló Delicia.

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