Mauricio Macri dice estar “preocupado” por la crisis política en Bolivia, que se agravó con la renuncia de Evo Morales, tras la presión que recibió de partes de las Fuerzas Armadas. Pero sostiene la posición oficial que planteó desde el primer momento: según el Presidente, lo que ocurre en el país vecino “por ahora no es un golpe de Estado”. Así lo había dejado en claro durante el domingo, cuando instó a la Cancillería a repudiar la violencia y convocar al diálogo, y este lunes lo explicitó frente a sus ministros, en la reunión de Gabinete.
“Todos estamos preocupados por lo que pasa en Bolivia”, fue la primera definición que dejó el jefe de Estado, al ser consultado por radio La Red, mientras enfilaba -junto al ministro de Transporte, Guillermo Dietrich;- hacia el Salón de los Científicos de Casa Rosada. Allí lo esperaban el resto de sus funcionarios de mayor confianza.