La controversial negociación de la deuda pública de la Argentina podría tener hoy un capítulo relevante cuando el ministro de Economía, Martín Guzmán, se reúna con representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Nueva York, en el marco de la breve misión oficial que está llevando a cabo en los Estados Unidos.
Si bien desde el Palacio de Hacienda se buscó quitarle importancia al encuentro y se adelantó que no deben esperarse de él grandes anuncios o definiciones, será la primera vez que Guzmán se reúna con funcionarios del organismo desde que asumió su cargo. En noviembre, aún cuando todavía no se había anunciado oficialmente su nombramiento, Guzmán se encontró en Washington con la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva.
En los comienzos de la reestructuración de la deuda, muchos analistas juzgaban positivo que el gobierno pudiera cerrar un acuerdo con el FMI como marco de referencia para facilitar las negociaciones con los acreedores privados. Ante la rigidez del gobierno de cerrar la reestructuración antes del 31 de marzo, hoy los acreedores parecen haber dejado esa teoría en el olvido.
“Un acuerdo con el Fondo le hubiera dado un paraguas muy positivo a la negociación con los privados. Pero eso, hoy, ya no parece viable”, explicó hoy un representante de un fondo inversor que había compartido con Martín Guzmán el desayuno organizado por el Council of the Americas.
Si bien se vuelve poco probable el escenario de entablar una negociación con los tenedores privados de deuda con un acuerdo resuelto con el FMI, una declaración de apoyo del organismo al gobierno argentino como resultado de esta reunión puede jugar a su favor.
La Argentina decidió no seguir ese camino y el tiempo está de su lado. El gobierno no tiene que hacer pagos al FMI hasta 2022. Tan cierto como esto es que está obligado a renegociar, ya que aún en el escenario económico más positivo no podrá afrontar los pagos previstos para ese año, el tercero de la gestión de Alberto Fernández.
El FMI, a su vez, ubica al “caso argentino” en un lugar particular, ya que el acuerdo sellado por Mauricio Macri en 2018 por USD 57.000 millones es el más cuantioso en la historia del organismo.
Sobre la tarde del lunes el Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmó que participará de la reunión Luis Cubeddu, jefe de la misión del FMI para Argentina y reemplazante del italiano Roberto Cardarelli, que tuviera un rol protagónico en aquel acuerdo con el gobierno anterior. También tomará parte en el encuentro Julie Kozack, directora adjunta del departamento para el hemisferio occidental del Fondo, que secunda a Alejandro Werner, director de esa área del organismo. Kozack tiene en su haber la resolución de conflictos de esta naturaleza en Polonia, Lituania e Islandia.
Un dato que no pasó inadvertido entre los acreedores que asistieron al encuentro del Council of the Americas es que, pese a la moderación y al aplomo que viene mostrando el ministro Guzmán en sus escasas apariciones públicas, no ahorró críticas para el programa vigente. Y se distinguió de la administración anterior dando a entender que ese plan fallido fue elaborado por el Fondo y no por el gobierno argentino, como en su momento decían los funcionarios macristas.
“Lo nuestro es nuestro, lo diseñamos nosotros. Lo hacemos porque así lo queremos nosotros. Este es un programa económico diseñado y ejecutado por nosotros. El programa que acordó el gobierno anterior fue un estrepitoso fracaso”, dijo Guzmán en su última conferencia de prensa. Y remató calificando como “desastre” el manejo de la deuda en el gobierno anterior, una afirmación sobre la cual el FMI no puede considerarse ajeno.