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Economia

Los otros números de la pobreza: encuesta sobre insatisfacción ante la vida y malestar psicológico

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Son datos de la pobreza que no se perciben, no se tienen en cuenta a la hora de difundir las frías estadísticas o directamente la dirigencia política prefiere ocultar. Pero lo cierto es que en la Argentina el 38,1% de los pobres indigentes siente “poca satisfacción” con la vida, el 36,9% se ve “poco o nada feliz” y un 34,2% de esta población marginal manifestó “malestar psicológico” como producto de su condición de vida económica.

Según un detallado estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) que se presentó esta semana y al que tuvo acceso Infobae, el impacto de las condiciones materiales en factores psicológicos o emotivos de los sectores marginales golpea más fuerte de lo que parece y más aun que en sectores acomodados desde lo económico.

El trabajo de la UCA titulado “Impacto de factores económicos sobre el bienestar subjetivo en población adulta de la argentina urbana” sostiene que las condiciones económicas inciden en promedio en la gente de una manera muy variada. Por ejemplo, el 29,2% de la población en general, más allá de si son pobres o no, se siente poco o nada feliz y un 23,7% tiene una “afrontamiento negativo” de la vida. Es decir, que presenta situaciones de estrés en que predominan conductas destinadas a evadir o negar la situación o en realizar intentos por resolver una crisis determinada.

En tanto, el 18,7% de la población adulta en la Argentina manifestó tener un malestar psicológico; un 18,2% expresó tener “poca satisfacción con la vida” y solo un 11% dijo tener “creencia de control externo”. Esto es el grado en que la propia conducta es o no eficaz para modificar positivamente el entorno.

Sin embargo, estos datos y percepciones de la gente adulta en la Argentina se agravan cuando se evalúa a los sectores pobres.

Así, por ejemplo, el 34,2% de los pobres indigentes manifestó tener malestar psicológico y un 29,5% de los pobres expresó el mismo sentimiento frente al 15,4% de la población que no presenta problemas económicos.

“Cualquier variable emotiva o psicológica negativa aumenta notablemente en cuanto hay condiciones materiales desfavorables y esto muchas veces las encuestas de nivel de ingreso no lo perciben”, explicó a Infobae el director del Observatorio Social de la UCA, Agustín Salvia.

Este tipo de encuestas multidimensionales no se toman en cuenta por el INDEC, que sólo limita la medición de la pobreza o la indigencia al ingreso de cada ciudadano.

Por otra parte, en la encuesta de la UCA que se presentó esta semana se detalla que el 38,1% de la gente pobre indigente tiene poca satisfacción con la vida en tanto el 28% de los pobres percibe lo mismo y el 14,9% de la gente sin problemas económicos manifestó este sentimiento.

Para Salvia, muchas veces se ve en la Argentina que “la salud pública y las políticas destinadas a atender a los pobres no atienden este fenómeno de bienestar subjetivo”.

En la evaluación del sentimiento que percibe una persona para afrontar una situación de crisis económica o lo que se llama “afrontamiento negativo”, el 41,6% de los pobres indigentes sienten impotencia frente a esta crisis mientras que el 32% de los pobres también percibe lo mismo y el 20,8% de la gente sin problemas de pobreza manifiesta esta idea de conflicto a la hora de enfrentar problemas.

En tanto, el 36,9% de los pobres indigentes dijo que se siente “poco o nada feliz” ante la vida mientras que esto mismo percibió el 36,9% de los pobres y un 27% de la población sin problemas económicos solo muestra este tipo de emociones.

A la vez, el estudio revela que el 18,7% de la población presenta algún tipo de sintomatología ansiosa o depresiva, el 18,2% se siente poco satisfecho con su vida y casi 1 de cada 3 se siente poco o nada feliz.

En relación con los recursos cognitivos, el 23,7% de la población manifiesta afrontamiento negativo, mientras que el 11% presenta creencia de control externo.

“La condición de pobreza afecta las probabilidades de experimentar una situación deficitaria para todos los indicadores seleccionados. Ser pobre por ingresos o indigente incrementa de manera notoria las posibilidades de padecer malestar psicológico, experimentar poca satisfacción con la vida, sentirse poco o nada feliz, así como también la probabilidad de afrontamiento negativo o creencia de control externo”, sostuvo Salvia.

El estudio reveló también que las personas con malestar psicológico presentan problemas de alimentación severa (el 43% de la gente con déficit) mientras que ello mismo percibe el 33% de los pobres con problemas de salud y el 26,6% de los que tienen problemas de vivienda.

Algo similar ocurre con la gente pobre que manifestó tener sentimientos bajos de satisfacción con la vida: el 37% dijo tener problemas severos de alimentación y el 33,3% de salud.

Para el director del Observatorio de la Deuda Social muchas veces los hospitales públicos no ofrecen una atención psicológica completa a la población carenciada o las ONG y las parroquias no suelen ser contenedores psicológicos sino que simplemente atienden sus problemas coyunturales de pobreza.

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