El presidente electo se refirió cada vez que pudo a la liberación de Lula e inclusive lo visitó en el penal para brindarle su apoyo y solidaridad. Eso enfureció al presidente Jair Bolsonaro y a su hijo, quienes desde el primer momento hicieron campaña desde Brasil en contra de la fórmula Fernández-Fernández.

Una vez que el resultado electoral confirmó la victoria que el Frente de Todos en primera vuelta, Bolsonaro volvió a la carga. Primero declaró que los argentinos habían “elegido mal”, luego se negó a saludar al mandatario electo del país vecino y anunció que no iría a su ceremonia de asunción del 10 de diciembre. Para rematar, difundió noticias falsas sobre supuestos cierres de empresas y luego canceló también el viaje del vicepresidente Mourao hacia Buenos Aires.