Sin el marco legal correspondiente ni reglas de empeñamiento claras, las órdenes que se den para cumplir esas nuevas funciones, que se desprenden del nuevo decreto, no se pueden impartir. Y si, así y todo, alguien las impartiese, no habrá quien las cumpla. Hoy, los soldados de todas las jerarquías, tienen esto muy en claro. Y no van a exigir cualquier marco legal, van a reclamar uno que sea debatido y aprobado por el Parlamento y con órdenes firmadas desde el más alto nivel de la conducción del Estado.