La primera carrera sobre el espacio en una universidad pública ya está en marcha. Se trata de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). El arranque fue contundente: se anotaron 244 estudiantes; el doble de lo que habían tenido el año pasado para Ingeniería en Aeronáutica, su predecesora.
Todos ellos, al igual que los ingresantes a las trece ingenierías que se dictan en la UNLP, arrancaron antes que el resto. Desde esta semana hacen un curso introductorio, que tiene como objetivo nivelar los saberes en matemática.
La nueva carrera llegó a reemplazar a Ingeniería Aeronáutica, una disciplina que data de 1942 en la universidad. El cambio de nombre que ratificó el año pasado el Ministerio de Educación Nacional en la resolución 966/2019 vino a revalidar un punto que ya se daba en los hechos: muchos de los graduados se desempeñaron y siguen desempeñándose en la industria aeroespacial. Algunos incluso en programas emblemáticos: se enorgullecen con, por ejemplo, la participación de Leonardo D’Atorre en Apolo y la intervención de José Luis Leofanti en Arianespace, la primera compañía comercial de transporte espacial.
“Hay un desconocimiento muy grande. Muchos de los chicos que querían desenvolverse en temas aeroespaciales no veían oferta, se iban a estudiar afuera si tenían la posibilidad. Ahora, con el cambio de nombre, me llamó mucha gente para interiorizarse. Antes éramos nosotros los que teníamos que hacer el esfuerzo de explicar que la carrera daba también la preparación aeroespacial”, explicó a Infobae Marcos Actis, vicepresidente del Área Institucional y director del Centro Tecnológico Aeroespacial de la UNLP.
El cambio de nombre trajo aparejado un cambio en el plan de estudios. Ahora, en la currícula figuran asignaturas propias del campo aeroespacial como “cálculo de órbita” o “estructuras de lanzadores y satélites”; materias que antes se daban recién en los posgrados.
“La aeronáutica siempre fue un impulsor para ir al espacio. Lo que nosotros hicimos es que eso se vea reflejado en el título. Muchos de nuestros docentes no volcaban el conocimiento aeroespacial en las asignaturas, quizás recién los estudiantes lo veían cuando se convertían en becarios. Ahora todos están alineados en que en los primeros años ya tienen que tocar el tema”, señaló Actis.
De acuerdo con la nueva descripción, la carrera busca formar profesionales capacitados en diseñar, calcular y proyectar aeronaves, vehículos espaciales y toda máquina de vuelo, plantas propulsoras, sistemas de control e instalaciones aeroportuarias. Al igual que el resto de las ingenierías, tiene una duración teórica de cinco años.
La transformación de la carrera fue un largo proceso burocrático de cuatro años. Primero es el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI) el organismo que debe acreditar los estándares de la disciplina. Después el trámite pasa al Ministerio de Educación, le sigue el Consejo de Universidades, la validación de la CONEAU y después la misma universidad debe aprobar la creación de la carrera.
La disciplina aeroespacial es un campo con buena salida laboral. Para Actis, pese a que en los últimos años la actividad se vio frenada, Argentina es líder en Sudamérica. “No haber hecho Arsat 3, bajarle la velocidad al lanzador que estaba haciendo la CONAE, entre otras decisiones, hizo que bajara la demanda en estos temas. Sin embargo, al lado de los organismos estatales, hay privados que están empujando la industria. Los que eligen quedarse en el país pueden desarrollarse”.