La entrevista completa de Mauro Viale a Juan Darthés

Juan Darthés recibió este jueves por la mañana en su casa de Nordelta al periodista Mauro Viale y brindó una entrevista en la cual se refirió a la denuncia por violación que hizo la actriz Thelma Fardín.

Según la joven que hoy tiene 26 años, el actor la violó en Nicaragua durante una gira de Patito Feo en mayo de 2009 cuando ella tenía 16 y él, 45.

La entrevista que emitieron pasadas las 16 en A24 duró casi once minutos y se vio al ex protagonista de Simona sentado en la cocina de su casa respondiendo las preguntas del periodista y dando su versión de los hechos.

La entrevista completa

—¿Cuál es tu versión, Juan, de los hechos, de lo que dijo la actriz Thelma al país, en el colectivo (de Actrices Argentinas), detalles de una violación que todo el mundo cree que pasó o aprueba?

—No pasó. No existió nunca. Primero, decirte que yo estoy muerto. Estoy indignado. Estoy con una bronca increíble. No salí a hablar antes porque los médicos me recomendaron que no mirara. Entonces, yo recibía información, no veía toda esta locura mediática que se armó con el tema. Justificada, o no, pero no la veía. Decidí ayer (por el miércoles) mirar un poco. A partir de eso, no te puedo explicar la noche que pasé cuando me enteré de todo lo que se estaba diciendo. Cuando vi la denuncia. Y a partir de pensamientos muy oscuros, pero muy oscuros, yo dije ‘Ya está. Yo estoy muerto’. Quiero que la gente piense que yo estoy muerto. Acá no estoy grabando. Vos no me estás grabando, no tengo un plano corto. Estoy mano a mano. ¿Te pedí a vos que alguna pregunta no me hicieras o algo?

—No.

—Yo estoy muerto. Dos veces no me pueden matar. Lo único que me interesa en este momento es decir mi verdad porque quiero que la gente la sepa. Nunca hice eso. Yo nunca violé y nunca acosé a nadie. Yo nunca violé ni acosé a nadie.

—La versión de Thelma, entonces, ¿qué pasó ahí?

—La versión de Thelma, ella sabrá. No sé qué pasó con Thelma. Yo te puedo asegurar que ella golpeó la puerta de mi habitación para entrar porque quería cambiar la tarjeta porque no le funcionaba. Yo la saqué de mi habitación. Yo le dije ‘¡Estás loca! ¿Qué te pasa? Tenés un novio, soy un tipo grande. Fui yo el que le dije que mis hijos tenían la misma edad que ella. pero, por Dios, ¡¿cómo puedo hacer una cosa así?!

—¿Por qué mentiría ella entonces?

—¿Cómo puedo pensar lo que piensa ella? Si yo supiera lo que piensa ella, te lo podría decir. No tengo idea por qué lo hace.

—Mirá que todo el país cree esa versión, eh.

—Si yo fuera el país, también lo creería. Con 100 mujeres diciéndolo y avalando cosas que no son ciertas.

—Bueno, ella viajó a Nicaragua e hizo la denuncia.

—Yo voy a ir a Nicaragua, yo me voy a presentar. Yo fui el único tipo que cuando alguien dijo algo de mí, me presenté ante la Justicia. La única persona que lo hizo. Oh casualidad que me castigan de esta manera.

—¿Por qué decís que castigan?

—Porque todo el mundo, cuando decían esto, decían ‘Bueno, pasa’. A mí me han dicho cosas que estaban prescriptas y yo la llevé a la Justicia, avalé que hicieran… No es que yo me borré. Yo no me borré. Yo estoy acá. Si esto es cierto, soy yo el primero que me mato. Soy yo el primero que me mato. Yo soy el primero que me condeno. Esto es lo que quiero que sepa la gente. Que se ponga… ya se pusieron en el lugar de Thelma.

—Es que es muy difícil no creer ese relato.

—Está bien, pero no es verdad.

—Y lo creyeron.

—Pero no es verdad.

—¿Y cómo lo vas a probar?

—Iremos a la Justicia de donde sea, de acá, de Nicaragua.

—¿Todo lo que contó, paso a paso, de la habitación, de cómo fueron las cosas…?

—No pasó absolutamente nada. Fui yo, como te lo estoy diciendo. Fui yo el que la saqué de la habitación y le dije ‘Thelma, vos tenés la edad de mis hijos. ¡Salí de acá! ¡Salí de acá!’. Son chicos que estaban, a la mayoría…

—Qué raro.

—¿Por qué decís que es raro? Vos ya me estás juzgando. La gente me juzgó. Yo no puedo cambiar. Yo entiendo, además, tu lugar.

—No, entiendo que son versiones tan diferentes que no puedo creer por qué la chica dio tanta descripción. Vos decís que ella entró a la habitación, ¿cómo hago yo, como televidente, para creerte?

—Golpeó la puerta ella para decirme que no le funcionaba una llave y quería llamar del teléfono mío para que le trajeran.

—¿Y no pasó nada?

—Absolutamente nada. Sí ella se me insinuó.

—¿Qué quiere decir eso?

—Se me acercó, me quiso dar un beso y yo le dije ‘¿Qué te pasa?’. Ella estaba de novia con Juan Guilera.

—No sé quién es, pero no importa. Yo no te juzgo nada. Digo qué versiones tan diferentes, tan raras, porque ella dijo todo lo opuesto, ella dijo todo lo opuesto. ¿Cómo hace el televidente para creer? ¿A quién hay que creerle?

—Eso lo tendrá que decidir la Justicia. Yo sé lo que es la verdad. Yo te digo mi verdad.

—Seguro. Lo que pasa es que esto se suma a lo de Calu Rivero, ahora hay una doctora Hermida que presentó dos casos más de supuestas violaciones.

—¿Vos no creés que con toda una cadena nacional de gente hablando mierda de mí, no va a salir gente a hablar de mí? ¿La teoría del rumor vos no la creés?

—Sí, la conozco la teoría del rumor, pero no estoy hablando de eso. Estoy hablando de situaciones que cuentan. La doctora Hermida presentó ayer dos casos de mujeres que te van a acusar, lo de Calu Rivero no sé cómo quedó finalmente, pero todo eso suma cuatro o cinco situaciones. ¿Vos no creés que influye?

—Por supuesto que influye.

—La doctora Ana Rosenfeld, que te dijo que tenía un límite moral, ¿cómo influye en todo esto?

—No sé.

—¿Por qué dijo eso? Porque está como creyendo la versión de Thelma.

—Sí, seguro. Creo que antepuso su lugar. Yo no estoy de acuerdo con lo que hizo, pero si entiende que ella sí, yo le dije que está bien. Yo no puedo obligar a la gente a que me crea. Lo que pasa es que la gente me condenó. De esta manera que se hizo, la gente me condenó. ¿Cómo hago para defenderme de esto? ¿Vos qué harías en mi lugar? ¿Cómo te ponés?

—No tengo idea. Honestamente, no lo sé, porque yo no pensé que me ibas a contar una versión tan diferente.

—¿Pero qué te podía contar yo? ¿Qué versión querías que te contara? Yo te voy a contar la versión que es la verdad.

—Lo que te digo es… mirá en situaciones: sale en cadena nacional una actriz, una acción de compañeras tuyas, cuenta una versión que es demoledora, a los dos días, decís que esto no pasó y fue al revés.

—No, al revés no. Nunca digamos nada de eso.

—Que ella entró y que vos la rechazaste.

—Por supuesto.

—¿Qué tengo que creer? Yo no tengo que creer nada. Yo no me meto a juzgar a nadie. Estamos dando tu versión, así como se dio al país la otra. Yo no voy a opinar de nada.

—Mirá, yo decía, antes de hacer esto, lo que te dije: yo ya estoy muerto. Estoy muerto.

—¿En qué sentido estás muerto?

—Estoy muerto. Estoy muerto psíquicamente. Estoy muerto en la carrera, que ya tampoco me importa. De verdad, no me importa. Lo único que me importa son mis hijos y mi mujer. Yo estoy muerto. No me importa en lo más mínimo que me digan que me van a matar. Yo lo único que le pido a la gente es que si esto fuera mentira, lo que dice Thelma, ¿qué pasaría? Porque me están llevando a cualquier lado. Yo ya te digo: estoy muerto. Yo lo único que quiero hacer es cuidar a estos dos pingos (por sus hijos) que vos viste acá y a mi mujer. Es lo único que me interesa.

—¿Está todo bien con ellos?

—Está todo bien. Son tres seres increíbles. Ahora estamos luchando todos juntos y lo único que quiero es que estén bien ellos y ya no me interesa más nada.

—¿Vas a ir a Nicaragua?

—Por supuesto. Yo nunca me borré. Voy a ir a Nicaragua, me voy a presentar con lo que tenga que presentarme. Voy a mostrar las pruebas que tengo que mostrar.

—¿Tenés pruebas?

—Por supuesto que tengo pruebas. Bueno, pruebas… Hace nueve años que pasó esto. Volvimos en el avión. No estaba yo solo, Mauro. Estaban los padres de Brenda (Asnicar), el papá de Laurita Esquivel, estaban los productores, la gente que los cuidaba. ¿No había nadie que vio eso? ¿Nadie vio eso? Al otro día nos fuimos de viaje, volvimos en el mismo avión y creo que Thelma se sentó al lado mío. Digamos, ¿si pasara algo así, podría ser que todo fuera normal al otro día? ¿Sería normal que al otro día estuviéramos todos riéndonos y volviéndonos en el micro? ¿Somos todos tan enfermos?

—¿Querés que paremos acá?

—Mucho más no hay que hablar.

—Gracias por recibirme.

—A vos.