Esta afección ocurre cuando existe una pérdida excesiva de líquidos corporales que no son repuestos, y si bien no es exclusividad del verano, las altas temperaturas actúan como un factor agravante, ya que transpiramos más bajo esta condición.
Enfermedades como la gastroenteritis, que provoca diarreas y vómitos, las crónicas y fiebre alta, son otros de los causantes, pero cualquiera sea su origen puede ser muy peligrosa si no es tratada a tiempo porque los órganos no consiguen funcionar correctamente.
Nuestro cuerpo está configurado en un 60 por ciento por agua; basta que perdamos un 1,5 por ciento para que disminuya la energía. “La deshidratación puede ocurrir lenta o rápidamente, según la manera en que se pierda el líquido, y diferenciamos entre dos grados: leve o moderada y grave. Los síntomas en el primer caso son sed, boca seca o pegajosa,orina amarilla oscura o poco volumen, dolor de cabeza, piel seca y fría, y calambres musculares. La señales de la deshidratación grave son orina amarilla muy oscura o de color ámbar o no orinar, piel seca y arrugada, irritabilidad o confusión, mareos o desvanecimiento, respiración y latidos cardíacos rápidos, ojos hundidos, como los principales”, explica la doctora Cecilia Avancini, de Vittal.
Ante estos síntomas es importante concurrir rápidamente al centro de salud más cercano para tratarse.
¿Cómo evitarlo?
Beber dos litros de agua por día, ¿te suena? Esa premisa que tanto escuchamos y que cada médico, nutricionista y profesional de la salud nos recuerda, es la mejor prevención contra la deshidratación porque es fundamental no esperar a tener sed para hacerlo, ya que ésta es un mecanismo tardío del organismo para recuperar el líquido corporal.
Norma Guezikaraian, directora de la carrera de Nutrición de Fundación Barceló, brinda consejos para que no seamos víctimas de la deshidratación:
Acompañar todas las comidas con agua. Ayudará a llegar a la cantidad recomendada.
En caso de hacer actividad física es conveniente beber más. Lo ideal es sumar medio litro antes y después del ejercicio y tomar agua cada 10 y 15 minutos durante el proceso.
Refrescarse con agua fría. Ante la sensación de calor, se recomienda humedecer las muñecas y la nuca. En estas zonas pasan venas y arterias que refrescan la sangre en circulación, lo que genera alivio y frescura.
Ayuda memoria: es importante beber agua a conciencia. Para quienes no tienen el hábito, existen aplicaciones para el celular que recuerdan su ingesta o incluso pueden usarse alarmas tradicionales.
Consumir frutas y verduras. Son ricas en agua, vitaminas y minerales y su ingesta sirve para mantenerse hidratado o rehidratarse.
En caso de enfrentarnos ante un cuadro de deshidratación leve a moderada, se debe tomar agua (en pequeñas cantidades para probar tolerancia oral) o consumir sales derehidratación (si así lo aconseja el médico); evitar el consumo de infusiones caseras, café, gaseosas y alcohol; y “si la deshidratación es grave o el enfermo no puede retener el líquido, se debe plantear internación para la administración de líquidos y electrolitos por vía
intravenosa”, agrega la doctora de Vittal.
Además, una buena hidratación no sólo influye en el cuerpo sino también en la mente. La Sociedad Española de Cardiología (SEC) observó que la deshidratación causa una contracción del tejido cerebral, llegando a afectar negativamente en la respuesta de nuestro cerebro a una actividad intelectual. En este sentido, procesos mentales como la memoria, el aprendizaje o la capacidad de atención pueden disminuir por la falta de líquidos, sobre todo cuando el cuerpo sufre pérdidas de más del 2 por ciento.
Si bien los beneficios de beber agua son conocidos por la mayoría de todos nosotros, no somos buenos alumnos: según el último informe presentado en el Congreso Latinoamericano de Nutrición reveló que en Argentina, las personas bebemos un promedio de dos vasos diarios de agua pura (cuando los dos litros recomendados equivalen a ocho); en cambio, las gaseosas, jugos en polvo y aguas saborizadas son las elegidas para calmar la sed.
Al momento de optar por una bebida, no lo dudes, el agua es la única que tiene la capacidad de hidratarnos de un modo saludable y eficaz: “Entre la variedad que uno podría elegir para equilibrar el balance hídrico, el agua es la mejor opción porque no contiene aditivos ni calorías”, afirman desde la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas (AADYND).
Create una alarma, una marca, un recordatorio, o una estrategia como dejar la botella a la vista. No importa cuál sea el método, lo fundamental es que tomemos nuestros dos litros de agua al día.