A través de una carta de intención, la dirigencia formalizó su idea.
El fútbol argentino empieza a tomar una nueva forma. Aunque solo cambiará la cáscara. Por dentro, seguirá siendo manejada por los mismos dirigentes que hacen y deshacen campeonatos de acuerdo al Gobierno de turno. Por eso la Superliga sufrirá una metamorfosis y será bautizada Liga Profesional. La estructura será similar a aquella que funcionó en Puerto Madero durante los tiempos del macrismo. Con una diferencia que no es menor en este revival del peronismo: estará bajo la órbita de la AFA.
Así lo terminaron de oficializar los dirigentes este martes durante una reunión celebrada en Viamonte. El Comité Ejecutivo, presidido por Claudio Tapia, elaboró una carta en la que se pidió la disolución de la Superliga. Y ya tuvo consecuencias: Mariano Elizondo y Jorge Brito, CEO y vice del organismo independiente, presentaron su renuncia indeclinable.
Marcelo Tinelli se hará cargo de la conducción hasta el 31 de mayo, día en el que se disputará la final de la Copa Superliga en Córdoba. Después de la Copa América, comenzará a funcionar la Liga Profesional. Y el presidente de San Lorenzo es el hombre que reúne el consenso para dirigir la flamante estructura.