Un total de 36 tortugas de la especie Chelonoidis chathamensis han sido repatriadas al noroeste de la isla San Cristóbal como parte del Programa de Reproducción y Crianza en Cautiverio de Tortugas Gigantes, que se ejecuta desde 2002 en el Centro de Crianza “David Rodríguez”, en las islas Galápagos.

Así lo informó este lunes la Dirección del Parque Nacional Galápagos al indicar que los especímenes, de entre seis y ocho años de edad y un peso de entre tres y cuatro kilos y medio, pasaron por un riguroso proceso de cuarentena previo a su liberación.

Este proceso incluyó la medición de la oxigenación, temperatura, frecuencia cardiaca, así como exámenes de sangre y de heces para descartar cualquier enfermedad o parásitos, que se realizaron con el apoyo del Galapagos Science Center de la Universidad San Francisco de Quito, explicó en un comunicado la entidad.

“La información científica que disponemos sobre estas tortugas nos confirma que se mantiene saludable con una buena estructura poblacional que garantiza su supervivencia”, señaló Danny Rueda, director del Parque Nacional Galápagos.

La isla San Cristóbal tiene una población estimada de 6.700 tortugas gigantes, de acuerdo con el censo integral realizado en 2016. Desde el Centro de Crianza “David Rodríguez” se han repatriado 75 tortugas, incluyendo este último grupo. Anteriormente, en el 2012 se liberaron nueve y el año pasado treinta.

La liberación de las tortugas

A las tortugas las trasladaron en una lancha rápida desde el muelle del Puerto Baquerizo Moreno hasta el punto de desembarque, a unos 50 kilómetros del Puerto, en la isla San Cristóbal.

Desde la orilla, catorce guardaparques empezaron el recorrido de siete kilómetros en medio de un terreno agreste hasta el lugar de la liberación. Una vez en su hábitat, los guardaparques se aseguran de que las tortugas empiecen a movilizarse o alimentarse antes de emprender el viaje de retorno.

Las Galápagos

El archipiélago de Galápagos, formado por trece islas grandes, seis menores y 42 islotes, está situado a unos mil kilómetros al oeste de las costas continentales de Ecuador y gracias a su rica biodiversidad es considerado un laboratorio natural, que permitió al científico inglés Charles Darwin desarrollar su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies.