En una jornada particularmente desapacible, ante la presencia de una importante cantidad de menores de edad -en su mayoría hijos de alguno de los marinos desaparecidos-, varios de los protagonistas del acampe señalaron que al margen del apoyo que han recibido de algunas organizaciones sociales y políticas, como así también de particulares que espontáneamente se acercan a diario, sufren algunas picardías emanadas de las autoridades comunales. Entre ellas, refieren la sugestiva apertura del sistema de riego de la plaza en horas de la madrugada y en coincidencia con el momento de más baja temperatura.