En el Gobierno consideran que no es necesario declarar la emergencia alimentaria porque está alcanzada por la emergencia social consagrada por ley en diciembre de 2016. La medida había sido pedida el viernes pasado la Pastoral Social de la Iglesia ante el agravamiento de la crisis económica y su consiguiente impacto social.
En cambio, las fuentes gubernamentales dijeron que estaban reforzando la ayuda alimentaria a los comedores, muchos de ellos gestionados por la Iglesia, tal como lo solicitó la cúpula del Episcopado al presidente Mauricio Macri, durante la reunión que tuvieron la semana pasada.
A ello se suma, apuntaron, la eliminación hasta fin de año del Impuesto al Valor Agregado (IVA) para los productos de la canasta básica, que el Gobierno anunció tras las PASO con un costo fiscal de 10 mil millones de pesos, una medida implementada a través de un decreto de necesidad y urgencia.
Pese a que el Gobierno dice que esta ley incluye la emergencia alimentaria, los movimientos sociales siempre reclamaron su declaración. Una demanda a la que se sumó la Pastoral Social. Cáritas también adhirió al pedido junto con la creación de una canasta de productos gratuitos o muy baratos.
Uno de los proyectos para declarar la emergencia alimentaria en todo el país, presentado en el Congreso, propone “aumentar el 100% las partidas correspondientes a programas alimentarios con el objeto de revertir las situaciones de mal nutrición poblacional”, la creación de un Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que estará a cargo de elaborar un Plan Básico Nutricional; reforzar la asistencia a comedores y a las familias, entre otros puntos.