El “jueves negro” se extendió por todos los mercados mundiales pero siempre castiga más a Argentina y tiene una explicación: la inconsistencia de la política económica.
Después de explotar la bomba de las Lebac y tras fracasar el primer acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la gestión de Mauricio Macri firmó un segundo acuerdo donde se comprometió a un brutal ajuste de la economía y condicionó la capacidad la capacidad del Banco Central de intervenir para defender al peso.
Esa decisión tiene una explicación: para el FMI el problema es que los argentinos consumen muchos dólares para comprar cosas en el exterior, viajar por el mundo o ahorrar y esa canilla se tiene que cerrar. La mejor forma, generar una brutal devaluación que desaliente el turismo y las compras en el exterior y subir la tasa de interés en peso para desalentar el ahorro en dólares.
Esa medida se traduce en recesión e inflación. Recesión porque la suba de la tasa de interés congela toda la actividad económica e inflación porque la devaluación se traslada rápidamente a los precios internos (cada vez más rápido por la fuerte dolarización de la economía que impulsó este Gobierno, como por ejemplo en el precio de las tarifas y combustibles).
Las medidas tomadas por imposición del FMI no logran encontrar un punto de equilibrio, y hay dos motivos.
La creación de dinero que hizo el BCRA a para pagar los intereses de las Lebac antes y las Leliq ahora hace que se generen más pesos que compiten por los dólares.
La alta tasa de interés atrae a dólares de capitales golondrinas que ante la menor señal de crisis rápidamente se reconvierten en dólares y salen del país.
Y las señales de crisis llegan en parte del exterior, por la modificación de índices de inversión que siguen los grandes fondos y que ahora generó la salida de capitales de países emergentes con destino a China. Y también del interior, un Gobierno sin capacidad de manejar la economía, con una inflación de enero y febrero mucho más alta de la que esperaban y una caída del nivel de actividad también más profunda de la que se estimaba.
El Banco Central respondió a esta nueva escalada del dólar con lo único que puede hacer: sacar más pesos de circulación, subir la tasa de interés en pesos y vender dólares futuro para garantizarle a los fondos de inversión un seguro de cambio. Pero como no corrige nada de los factores de fondos que generan la inestabilidad, la economía seguirá castigada y la recesión agravará las condiciones sociales.