Para los investigadores, “el distanciamiento intermitente podría ser necesario hasta 2022, a menos que se incremente sustancialmente la capacidad de cuidados intensivos, o que esté disponible una vacuna o un tratamiento”.

El artículo señala que los autores “están al tanto de que el distanciamiento prolongado, aún cuando sea intermitente, posiblemente tenga consecuencias profundamente negativas en lo económico, lo social y lo educativo”. Sin embargo, detalla, al estudiar los modelos no buscan avalar alguna política en particular sino “identificar trayectorias posibles de la epidemia bajo distintos acercamientos, identificar intervenciones complementarias como extender la capacidad de las unidades de terapia intensiva e identificar tratamientos”, además de “estimular ideas innovadoras” que permitan expandir la lista de opciones para controlar la pandemia a largo plazo.