A María José le quedan dos años y medio de beca, pero por la crisis en el sector en los últimos años, sumado a la desinversión, los costos y los bajos salarios para los investigadores no ve otra opción que irse del país.
Marina Simian científica del Conicet. Foto: Universidad Nacional de San Martín
“Mi novio que también es investigador se acaba de ir afuera para hacer un doctorado de tres años a Bilbao y Luxemburgo. Es químico y uno de los despedidos del año pasado del INTI”, contó María José en declaraciones a minutouno.com.
Ella cree que su situación terminará igual.“No me quiero ir del país pero la realidad es que afuera hay más posibilidades. Se aprovecha más el tiempo, hay más cantidad de equipos para trabajar y tenemos disponibilidad de usar los instrumentos las 24 horas del día. Acá, por ejemplo, para usar un scan focal lo puedo usar después de las cinco de la tarde, cuando mi horario ya terminó y mirar los reactivos me lleva como mínimo tres horas, lo cual me atrasa mucho el trabajo. Afuera tengo el scan disponible las 24 horas”, explica la investigadora que se dedica a los nuevos tratamientos para el tumor cerebral.
Marina es investigadora del CONICET en la Universidad de San Martín
Lo cierto es que con la disparada del dólar sumado con los atrasos en el pago de los subsidios es muy difìcil investigar. “Con los accesos a los reactivos siempre tuvimos problemas porque tardan en llegar y son más caros. Pero la realidad es que ahora la situación es peor”, contó la joven.
“Yo gano $25 mil como investigadora y sólo puedo sumar horas de clase si quisiera tener otro trabajo. Tengo que depender de mi familia o de una pareja para sobrevivir y no es la idea. Los sueldos quedaron muy atrasados y se hace muy difícil investigar acá”, aseguró.