“Nuestro punto de partida es que las únicas medidas de prevención con que contamos ante este coronavirus nuevo es el aislamiento y la cuarentena. Pero eso depende totalmente de lo cumplidor que sea cada paciente. Si no se sigue a rajatabla y se sale a pasear, se contagia. La eficacia de la medida es por lo tanto limitada y muy variable. Otro nivel de actuación es el de las medidas adoptadas para estos 14 días, que fuerzan el aislamiento. Este tratamiento es adicional a los aislamientos. Si funciona, y lo sabremos pronto, reducirá los contagios y el tiempo de aislamiento necesario, porque los positivos dejarán de contagiar en pocos días, y también se reducirá el de cuarentena de los contactos, que quedarán protegidos por esta barrera farmacológica”.
El cambio de protocolo en España, por el que ya no se hacen pruebas a todos los casos sospechosos, sólo a los graves, ha añadido cierta dificultad al reclutamiento de voluntarios. Ahora se ofrecerá a quienes les hagan la prueba en un hospital pero los manden a casa por su levedad. Se repartirán entre casos positivos del área de influencia de Can Ruti, de Barcelona y en Igualada, donde se concentra un elevado número de positivos (ayer sumaban 70, 41 de ellos sanitarios, y varios cientos de contactos). “Si hubiera un nuevo foco con muchos contagios, también se haría allí. Es donde más beneficio podemos obtener”, explica Robert Fabregat.
Un equipo de enfermeras y médicos del Institut Català de la Salut llevará los tratamientos y los controles al domicilio de los participantes, mientras la investigación se hará desde la Fundación Lucha Contra el Sida del hospital Germans Trias.