El presidente de la autoridad monetaria aseguró que antes del 10 de julio habrá anuncios sobre la política monetaria, pero adelantó que seguirá siendo contractiva por la aceleración de la inflación. Estimó un alza del PIB de un punto este año.
El Banco Central mantuvo ayer la tasa de política monetaria en 40 por ciento. La entidad a cargo de Luis Caputo aseguró que estos rendimientos se sostendrán hasta que la inflación y las expectativas de los inversores se ordenen con la meta de precios de 17 por ciento en diciembre de 2019. Para este año los consultores estiman una inflación superior al 30 por ciento y pocos analistas consideran factible que pueda bajarse a la mitad para el próximo año. La autoridad monetaria adelantó que antes del 10 de julio habrá nuevos anuncios. Podría volver a usar la tasa de las Lebac de corto plazo, que en la última licitación se negoció al 47 por ciento, como la nueva tasa de referencia. Hasta ahora se venía empleando la tasa de pases con los bancos a 1 y 7 de días.
El Central mencionó en su comunicado de política monetaria que “mantendrá una activa intervención en el mercado secundario de Lebac para reforzar la señal de política monetaria (contractiva)”. Se plantearon distintos motivos para justificar la decisión de endurecer la política monetaria. “Los indicadores de precios de alta frecuencia muestran una aceleración en junio, tras la suba del 2,7 por ciento en el componente núcleo (precios no regulados) de mayo”, indicó. Agregó que “la situación refleja los efectos directos e indirectos de una significativa inestabilidad cambiaria en las últimas semanas. Con una inflación interanual de 26,3 por ciento, la perspectiva requiere mantener un sesgo contractivo de la política monetaria”.
La entidad, pese a estas declaraciones, no pudo resistirse a la tentación de adelantar una moderación en los precios del mercado interno para el resto del año. “Los últimos datos disponibles, a junio 22, ya muestran una deflación contra la semana previa, y las proyecciones de la subgerencia general de investigaciones económicas del Banco Central sugieren una desaceleración de la inflación para las próximas semanas. El promedio de suba de precios esperado entre julio y septiembre es menor al 2 por ciento mensual”. Es difícil suponer que la inflación se desacelerará en los próximos meses, cuando la inflación mayorista de mayo subió un 7,5 por ciento y su efecto se irá trasladando a los precios minoristas en la segunda mitad del año. La gestión anterior repetía mes a mes que iban a bajar los precios. Nunca ocurrió.
La entidad a cargo de Caputo mostró preocupación por el impacto económico de la inestabilidad cambiaria, las remarcaciones y la sequía. “La actividad económica siguió mostrando vitalidad hasta marzo pero los indicadores sectoriales de abril y unos pocos datos de mayo muestran una temporaria desaceleración. En parte se explicó por el efecto ingreso (pérdida en la capacidad de compra) que la reciente aceleración de los precios empezó a generar. Por el lado de la oferta la extraordinaria sequía que padeció el sector agro exportador resultó otro elemento relevante”, indicó.
El organismo aseguró que “la experiencia reciente sugiere que la actividad puede tardar algunos meses en recuperar su anterior vigor. Se estima para este año que el PBI se desacelere a un crecimiento cercano al 1 por ciento, antes de retomar tasas superiores en 2019”. El Central fue optimista. En la city ya estiman recesión para este año y la primera parte del año que viene. Guillermo Calvo, quien adquirió renombre por anticiparse a la crisis del tequila en 1995, fue uno de los economistas que aseguró que en los próximos meses habrá un gran freno de actividad (ver aparte).
“El canal de crédito sigue mostrando un crecimiento balanceado, aunque se han notado también los efectos de la transitoria inestabilidad macroeconómica. Para los próximos meses se espera un crecimiento de préstamos bancarios más moderado en línea con una menor demanda agregada”, mencionó el Central. Celebró, no obstante, los esfuerzos del equipo económico por bajar el déficit fiscal, pese a que esta política potencia en el corto plazo los problemas de actividad en el mercado interno. “La política fiscal sigue firme en su intento de contener el gasto público, que ha sido una de las fuentes de presión de precios en los últimos trimestres”, cerró el Central.