Bolsonaro vetó, contrariando lo aprobado por el Congreso, su uso obligatorio en cárceles, además de dejar sin efecto la necesidad de que comercios en funcionamiento durante la pandemia informen con carteles sobre la forma correcta de usar tapabocas y el número máximo de personas aceptado en cada establecimiento.
Previamente había vetado su uso en lugares cerrados como comercios e iglesias, lo que enfureció a legisladores, que buscan dejar sin efecto la decisión.
Hace algunos meses se refirió al Covid-19 como una “gripecita”, relacionó su “histórico de atleta” con la posibilidad remota de contraer la enfermedad y dijo que los brasileños debían ser estudiados porque pese a que se sumergían en cloacas, nunca se contagiaban con nada.