Hasta hace dos semanas el ocupante del Planalto se jactaba de integrar el “dream team” de la ultraderecha global junto a Donald Trump y el ahora hospitalizado premier Boris Johnson. Pero eso es pasado porque tanto el gobernante norteamericano como el político británico se apartaron de este Pinochet tropical.

A las presiones de los generales para que Bolsonaro deje en su cargo a Mandetta se unieron las de jueces del Supremo Tribunal Federal y los titulares del Senado y Diputados, Davi Alcolumbre y Rodrigo Maia, ambos del Dem.

Magistrados y parlamentarios le hicieron saber que se despedía al ministro y firmaba un decreto prohibiendo el aislamiento esto podría abrir paso a una denuncia judicial.

Mientras se realizaban las conversaciones en la casa de gobierno el juez Roberto Barroso, miembro del Supremo, declaró que no tolerará un “genocidio”.

Diputados de la Comisión de Derechos Humanos informaron casi a la misma hora que enviaron cartas a la Organización Mundial de la Salud y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en la que acusaron al gobernante de “genocidio”.