Con un gabinete sumamente duro, de derecha intransigente, el gobierno interino de Jeanine Áñez se mostró dispuesto a confrontar y perseguir a los dirigentes del Movimiento al Socialismo, de Evo Morales.
El hombre fuerte de este equipo es el ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, un empresario hotelero que siempre mantuvo una agria disputa con Evo y su gente. Este fin de semana los simpatizantes del ex mandatario le quemaron el hotel y su familia se tuvo que refugiar en el monte.
Murillo viene con sed de sangre. “Les digo a todos aquellos que están en sedición que van a ir a la cárcel (…) Empiecen a correr”, fueron algunas de sus frases.
Y en particular se cebó con algunos ex funcionarios de Evo, como Juan Ramón Quintana, ex ministro de la Presidencia de Evo, a quien acusa de estar detrás de los desmanes de los últimos días, y en particular de la quema de su hotel.
“Les digo a todos aquellos que están en sedición que van a ir a la cárcel (…) Empiecen a correr”
“Vamos a ir a la cacería de Juan Ramón Quintana, ¿por qué es una cacería? Ese es un animal que está matando gente en nuestro país y no lo vamos a permitir”, advirtió Murillo.
La gran mayoría de los designados por Áñez son hombres y mujeres de Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba y Beni, todos municipios que marcaron oposición con Morales.