“Hay lógicas de cada sector”, dicen en el equipo del presidente electo.
El factor precios, que impacta sobre la inflación presente y futura, se ata con otro ítem: el dólar y el impacto real del “cepazo” que dispuso el Gobierno el domingo mismo que perdió la elección y Macri archivó la fantasía de la reelección.
Hay, al respecto, una mirada cauta. “El cepo de los 10 mil dólares que puso Sandleris funcionó la primera semana, hasta que se acomodó el sistema. Después siguió la fuga como antes”, dicen sobre la hipotética calma en torno al dólar y la baja del blue.
El Gobierno, dicen en el albertismo, “suele creer que con las medidas se resuelven los problemas y no es así. El blue bajó, entienden, porque el mercado se stockeó de dólares antes de las elecciones y luego salieron a vender “haciendo diferencia”.
Por eso, la baja del blue sería pura espuma porque, entienden, el mercado del dólar informal sube o baja con muy poco volumen. Traducción: para el albertismo la pequeña brecha, razonable, de entre 5 y 10% entre el oficial y el blue “es todavía ficticia”.
En el planeta Fernández no quieren que suba el dólar blue pero no descansan en la teoría oficial de que la tensión sobre el billete se frenó.
En el Frente de Todos leen, además, que el Gobierno no bajará más la tasa de las Leliqs, uno de los puntos sobre los que más pegó Alberto Fernández en la campaña, porque “con tasas por arriba del 60% no hay financiamiento productivo posible”.
Al regreso del presidente electo, comenzará la instancia de la transición área por área. “Habrá reuniones si es necesario”, avisan a Clarín desde la calle México, donde opera el albertismo primer anillo.