A pesar de las denuncias en su contra, la misión de Etchevehere al frente de la cartera con asiento en el edificio de Paseo Colon al 900 continuó y continuará. Y fue siempre a favor de los pools de siembra, las grandes financieras que comercializan granos y los grandes terratenientes que concentran las mayores producciones agrícolas y ganaderas del país. Les eliminó toda competencia posible.

A través del desguace del área de Agricultura Familiar, devastó el despliegue de ayuda estratégica que el Estado tenía con los pequeños productores y las economías regionales de base. Recortó los fondos que recibían los programas de agricultura autosustentable y diversificada de pequeños pueblos y comunidades originarias, rechazó cuanta protesta de sobrevivencia le hicieran los científicos e ingenieros agrónomos que las ponían en marcha y dispuso el despido de más de 600 profesionales, entre ellos varios miembros de comisiones internas de trabajadores.

Y a los que resistieron, mandó a reprimir con la Policía Federal y la Prefectura, tal como ocurrió con las protestas que tuvieron lugar frente a esa cartera en agosto del año pasado.