A los gritos, Emmanuel Macron se enfrentó con policías israelíes en Jerusalén

A mi no me gusta lo que ustedes han hecho delante mío. Salga. Nadie ha provocado. Salgan”, gritó el presidente Macron en inglés, apuntando con su dedo al agente de seguridad israelí.

“Por favor respete las reglas establecidas durante siglos. No van a cambiar conmigo. Es Francia aquí y todo el mundo conoce las reglas”, repitió el presidente francés, mientras agradecía el “maravilloso trabajo” que otro responsable israelí había hecho en la caminata desde el Santo Sepulcro.

El incidente tiene otro memorable antecedente: la terrible cólera del presidente Jacques Chirac en 1996, cuando los policías israelíes le habían impedido, con sus métodos de control, saludar a los comerciantes árabes. En Francia la han bautizado la “chiraqueada de Macron”.

El actual mandatario había informado a los funcionarios en el avión que lo llevaba de París a Israel que quería visitar la Ciudad Vieja en Jerusalén. Sin demasiada preparación ni protocolo, Macron se lanzó en su inesperada caminata para descubrir el Santo Sepulcro en el barrio cristiano, acompañado de representantes religiosos.

Los turistas esperaban poder entrar, molestos por la demora. La policía israelí, que controla esta ciudad conquistada en la guerra de 1967, presionaba en las calles, donde ningún desborde está permitido ni tolerado.

La Explanada de las Mezquitas es una visita que los policías israelíes exigen que sea planificada. Es el lugar más sensible, que abriga la mezquita Al Aqsa, el Dome y que los judíos llaman el Templo. En este caso, la seguridad Israel debió adaptarse cuidando sus formas.

Luego descendió por la pasarela hacia el Muro de los Lamentos y los policías israelíes buscaban encuadrar la marcha de Macron. Con una kipá, el presidente se inclinó delante y continuó su caminata hacia la zona izquierda de la explanada. Trató de no irritar en su caminata ni a los judíos, ni a los cristianos, ni a los musulmanes. Un gesto para cada uno, para las tres religiones.

El próximo paso, después de saludar, aceptar selfies, escuchar gritos, Macron llegó a la iglesia de Santa Ana, territorio francés, donde sucedió el incidente. El video se volvió viral en las redes.

Macron se reunió este jueves en Jerusalén con judíos franceses residentes en Israel. /AFP

La caminata forzó a Macron a postergar una audiencia con Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina. Finalmente se realizó a las 10 y media de la noche porque a Abbas no le gusta madrugar.

Una visita delicada para Emmanuel Macron en el inflamado Oriente Medio. El jefe de Estado se entrevistó con el primer ministro Benjamín Netanyahu, que evocó a Irán como potencia regional y sus peligros. Macron ratificó su teoría sobre Irán y su deseo de salvar el acuerdo nuclear, ampliando la discusión a la seguridad regional.

El mandatario francés se reunió con el presidente palestino Mahmud Abbas, en Ramallah, Cisjordania. /REUTERS

Contra el antisemitismo

Luego se encontró el jueves con los franceses que viven en Israel, cuando las acusaciones de antisemitismo preocupan en Francia.

“El antisemitismo no debe ser un problema únicamente de los judíos, es un problema de la república”, afirmó Macron. ”Porque el antisemitismo es la quintaesencia, el primer rostro del odio al otro. Cada vez que las democracias se debilitan, que las grandes crisis debilitan la confianza y reavivan las divisiones, la primera señal es el antisemitismo”, remarcó.

“Todas las democracias atraviesan una crisis profunda, económica, moral, de civilización. Frente a esta duda, nuestra responsabilidad es de construir un proyecto común, un futuro posible. Es evidente que jugar sobre los miedos es más fácil. Y el primer miedo es al otro. Es por eso que el antisemitismo revive. Debemos combatirlo con fuerza”, propuso Macron.

El presidente francés participa en las ceremonias del 75 Aniversario del Holocausto en Israel. Nunca un país de 9 millones de habitantes había recibido tantos líderes mundiales en el Forum Mundial del Holocausto, incluido el presidente argentino Alberto Fernández.

Polonia e Israel se enfrentaron, a causa del protagonismo del presidente ruso Vladimir Putin en las ceremonias. Un lugar de honor para Putin, con su pacto de seguridad con Benjamín Netanyahu, cuando Israel ataca posiciones iraníes en Siria y Rusia controla el espacio aéreo sirio, cuida sus bases y actúa con las fuerzas del dictador Bashar al Assad. Una relación privilegiada existe entre Israel y Putin.

Putin ha elegido a Israel como una tribuna y un aliado en su brazo de hierro contra Polonia, Ucrania y Lituania, con su reescritura nacionalista de la historia de la segunda guerra mundial.

Por esa razón, el presidente polaco Andrzej Dudfa renunció a ir a Israel al Forum del Holocausto: no tenía lugar en la lista de oradores. Habían privilegiado al aliado Putin, y los norteamericanos, británicos y franceses más Alemania. El primer ministro Benjamín Netanyahu eligió el presente sobre el pasado.